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4.000 millones separan a Pacte y Els Verds para acordar las cuentas

Las dos formaciones mantuvieron ayer un primer contacto, pero las diferencias para aprobar los presupuestos del Consell de 2002 parecen abismales

En primer término el conseller del grupo mixto, Joan Buades, cuyo voto resulta vital para la aprobación de las cuentas.

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El conseller d'Economia del Consell Insular, Santiago Ferrer, cifra en casi 4.000 millones de pesetas la diferencia de posturas entre el Pacte Progressista y Els Verds en la primera reunión mantenida con el objetivo de negociar los presupuestos de la institución para el año 2002. Ferrer dijo ayer que el tono del encuentro había sido positivo y que sigue confiando en que el acuerdo sea posible, pero también advierte de la imposibilidad de asumir las peticiones iniciales de los ecologistas.

Ese desfase multimillonario se debe, básicamente, a que Els Verds reclama que el Consell dedique a temas sociales la misma cantidad que pretende invertir en la construcción del Centre de les Arts. Y como para dicha infraestructura cultural la institución prevé pedir un crédito de 2.600 millones, los 'verdes' reclaman un crédito similar en bienestar social. «Nosotros no estamos en absoluto de acuerdo con ese centro, pero no vamos a impedir que se haga. Sin embargo, pensamos que como hay muchísimas cosas más necesarias y que la gente las disfrutaría más se tiene que invertir una cantidad similar en esas necesidades sociales», explicó la coordinadora de Els Verds, Marta Roldán.

Esa petición es completamente inasumible, en opinión de Santiago Ferrer, que ayer tarde ultimaba una contrapropuesta. Según sus explicaciones, el año pasado Els Verds apoyó los presupuestos a cambio de introducir enmiendas valoradas en 197 millones de pesetas. Este año, tirando por lo bajo la cantidad alcanza los 3.700, cuando el presupuesto rondará los 6.800. «Nuestra propuesta -comentó Ferrer en relación al texto que preparaba- no puede ser en ningún caso un punto medio».

Sobre el resto de las propuestas concretas planteadas por los ecologistas, Ferrer reconoce que no son malas y que algunas, incluso, son ideas muy buenas. «Lo que pasa es que hay que establecer unas prioridades. Primero tenemos que hacer frente a nuestras competencias», comentó Ferrer, que planteó la necesidad de pensar «con responsabilidad» lo que se incluye en las cuentas.

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