La primera fase del estudio sobre el alcantarillado de Eivissa encargado por el Instituto Balear de Saneamiento (Ibasan) ha puesto en evidencia la existencia de cuatro puntos que generan una alta concentración de ácido sulfhídrico, causa de malos olores y de que el funcionamiento de la depuradora de la ciudad no sea totalmente eficiente. El valor más alto de ese nauseabundo compuesto se da en Platja den Bossa (5'3 gramos por metro cúbico), seguido del Colector 0 (4 gr/m3), el área de Carles III-Ignasi Wallis (4'4 gr/m3) y la de Vara de Rey-Comte de Rosselló (3'8 gr/m3). Sobre esas cuatro zonas se centrará la segunda fase del estudio.
La investigación también ha servido para saber que se registra una gran variación de la concentración de los sulfuros en las horas diurnas, con puntas pronunciadas que podrían ser causadas por la escasa velocidad de los colectores, las retenciones en los pozos negros y estaciones de bombeo de la red de alcantarillado y por vertidos puntuales. También se ha detectado la posible «intrusión» de agua marina en el alcantarillado y «vertidos» de salmuera de plantas desaladoras privadas, tal como ocurre en la red de Santa Eulària. La alta salinidad condiciona la fase de depuración, con la consiguiente emanación de malos olores, erradicados ahora gracias a las mejoras realizadas en la planta, si bien el Ibasan persigue acabar con los problemas que surgen en origen para facilitar el tratamiento.
En la segunda fase se harán tomas de 24 horas en el Colector 0, en Carles III (en las calles Madrid, Vicent Serra y avenida Ignasi Wallis), en Bartomeu Rosselló (en Vara de Rey, en la avenida de España y en la arqueta del bar Sa Murada) y en ses Figueretes (en la arqueta previa al hotel Playa Real), que servirán para «focalizar» el estudio en los puntos más relevantes. Según Mateo Horrach, gerente del Ibasan, la detección de esos focos es fundamental para que la depuradora funcione correctamente.