El «Libro blanco de la salud laboral» de les Illes Balears incluye datos dramáticos sobre la evolución de la siniestralidad de las Pitiüses, entre ellas que la cifra de accidentes laborales en el sector de la construcción registrada en 2000, que sumó 1.032, un 384 por ciento superior a la cifra de siniestros laborales en este sector en 1994, que fue de 213.
La evolución ha sido claramente ascendente. Así en 1995 la cifra de accidentes fue de 311; en 1996 de 340; en 1997 de 357; en 1998 de 572; en 1999 de 869 y en 2000 de 1.032.
Significativamente la mayor parte de las lesiones que se producen en construcción afectan a las manos (un 46,3 por ciento del total de accidentes registrados en este sector durante 2000) lo que pone de manifiesto que son muchos los operarios que no usan guantes de protección. El siguiente grupo lo ocupan las piernas, dañadas en un 35,7 por ciento del total de accidentes que se registraron en 2000. Los pies ocupan el tercer puestos del ránking, con un 31,2 por ciento del total de lesiones con causa de baja que contabilizaron. Las siguientes posiciones las ocupan la espalda, el tórax, los costados, la región lumbar y el abdomen.
A pesar de que el accidente laboral se asocia preferentemente a los traumatismos en el cráneo (caídas) y a los daños en los ojos (chispas de soldaduras y agentes químicos, entre otros) éste tipo de siniestros no suponen un alto porcentaje del total: el 4,6 en el caso del cráneo y el 13 por ciento en lo que se refieren a los ojos. Sin embargo, la gravedad y secuelas de los mismos son mucho mayores que en el caso de los traumatismos en extremidades y las roturas.
Los órganos internos, con un 0,33 por ciento de los accidentes; y la zona genital con un 0,30 por ciento del total de siniestros ocupan los puestos más bajos en cuanto a siniestralidad laboral.
El propio libro hace referencia a que el aumento de siniestralidad también está relacionado con el incremento de la población activa. A más trabajadores, más accidentes.