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«Hay quien no sabe la calle en la que vive»

S er repartidor de pizzas es divertido. Sales a la calle, conoces gente y te lo pasas bien. El tiempo trabajando así pasa más deprisa y conoces mucha gente... No es duro. Lo peor es el frío, la lluvia y trabajar el fin de semana», resumen a la par Michael Manuel y Vicente Navarro, dos pizzeros convencidos y orgullosos de desempeñar su labor en el Pizza Hut de Eivissa.

Ambos son los repartidores de pizzas más antiguos de la plantilla. Michael, de 27 años, tiene dos años de experiencia en el trabajo, y Vicente, de 22, cinco, y, como casi todos los compañeros de profesión, ambos empezaron porque conocían a algún amigo que trabajaba de repartidor y se enrolaron en la aventura de servir pizzas y pollo caliente a domicilio, algo a lo que se han enganchado gracias, en gran parte, al «buen rollo» creado con el resto del equipo formado por 16 personas de las cuales 5 son pizzeros.

«En invierno el ritmo de trabajo es muy diferente al del verano. Hay días que estamos parados y otros en los que no paramos», explicó Michael, que trabaja a diario en turno partido de 12'00 a 16'00 y de 20'00 a 02'00. Vicente, que compagina sus estudios de Bachillerato con la autoescuela, en invierno trabaja únicamente los fines de semana, los viernes de 20'00 a 24'00 horas y los sábados y domingos todo el día. «En verano hay muchísimos más pedidos. A mediodía la media está en siete u ocho y, por la tarde, alrededor de los dieciocho sea o no fin de semana», detalló.

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