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Gran despliegue policial para que continúen las obras de la autovía

La acción de casi un centenar de agentes de la Guardia Civil en la finca de Can Malalt bloquea el paso al Instituto y acaba con dos detenciones

Agentes de la Guardia Civil se llevan a uno de los opositores al proyecto de autovía. Foto: GERMÁN G. LAMA

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Casi un centenar de agentes de la Guardia Civil, con el refuerzo de efectivos antidisturbios de Madrid, llevó a cabo ayer a las 7'30 horas un despliegue policial sin precedentes en esta isla, cortando por sorpresa el tráfico de la carretera del aeropuerto, desde la rotonda de Can Sifre hasta la de Sant Jordi, con el bloqueo del acceso al Instituto Algarb, para permitir que las máquinas de la constructora de la autovía del aeropuerto entraran en las fincas de la familia del histórico de la izquierda Antoni Planells Malalt. El amplio dispositivo policial pilló por sorpresa a un grupo de algo más de 50 antiautopistas que a esa hora se concentraban en Ca na Palleva para hacer guardia.

El fuerte cordón policial impidió el acceso a la finca de los antiautopistas. Algunas personas trataron de impedir el paso de algunos camiones tumbándose en la carretera, pero los agentes los sacaron en volandas hacia la cuneta. La contundente actuación de la Guardia Civil se saldó con dos personas detenidas, que fueron trasladados al cuartel de Sant Antoni donde permanecieron retenidos hasta la tarde. A los detenidos (Antonio Alonso, de 21 años, y Pep Cooper, de 34 años) se les imputa un supuesto delito de insultos, coacción y resistencia a las fuerzas públicas, aunque ambos declinaron declarar en el cuartel. Uno de ellos fue detenido después de tumbarse en la carretera para evitar el paso de los camiones, y el otro cuando los agentes formaron un escudo para evitar el paso a la finca de Malalt. «Estas son nuestras armas», gritaba el grupo de antiautopistas, cada vez mayor, exhibiendo las palmas de las manos al aire, en protesta por la contundencia exhibida por los agentes. Durante este forcejeo para tratar de acceder a la finca de Can Malalt irrumpió una ambulancia a toda velocidad por la carretera para atender a un hombre que, frente al cruce de Platja d'en Bossa, había sufrido un ataque de ansiedad. Llegaron a ser algo más de 150 personas frente a las fincas de la familia Malalt, pero ante la imposibilidad de hacer nada por evitar el trabajo de la máquina decidieron, cuando ya eran las 9'15 horas, marchar a pie hasta el Consell para protestar. El compositor Gerard Quintana (Sopa de Cabra), que vive en Sant Jordi desde hace seis años, se unió a los antiautopistas para denunciar la entrada «ilegal» de las máquinas.

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