uchos de ellos hicieron el curso de iniciación y durante estas dos semanas continúan perfeccionando las técnicas aprendidas sobre windsurf. «Cuando eres adulto lo que más cuesta es mantener el equilibrio en la tabla; ves a los niños que se mantienen erguidos sin ningún problema y te da un poco de envidia», comentaba Juan Francisco Rodríguez, uno de los alumnos de windsruf.
«Para practicar windsurf, aparte de saber nadar y que te guste el agua, es importante no desanimarse y pensar que puedes hacerlo», explica Nicky Cleuren, monitora y dueña junto con su marido de la escuela Anfibios de Platja d'en Bossa. En estas clases se mezclan niños de nueve o diez años con adolescentes y adultos, pues cada uno tiene un tipo de vela y tabla en función de su peso: «Este año tenemos velas más pequeñas, de dos metros cuadrados, que son ideales para que los niños empiecen a conocer este deporte; los más mayores suelen usar velas de seis metros», explica Nicky. Antes de entrar en el agua tiene lugar una pequeña sesión preparatoria de calentamiento en la arena. Con el paso de los días, la mejora en la técnica aumenta, por ello la monitora recomienda no desanimarse al principio: «Yo siempre lo comparo con el esquí alpino. Al principio te caes mucho, te salen muchos morados, pero de repente un día ves la luz y compruebas que te salen, pues el windsurf es igual y cuando te sale engancha tanto que quieres seguir practicándolo». María José Real
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