Tras 30 años en la Audiencia Nacional, Ignacio Gordillo se ha pasado al ejercicio de la abogacía privada. Uno de sus clientes es el PP balear, acuciado por casos de corrupción.
Es uno de los hombres que más ha luchado contra el terrorismo y el narcotráfico en los últimos seis lustros. Tras abandonar en enero su puesto de fiscal en la Audiencia Nacional, fichaba por el bufete de abogados Martínez-Echevarría, Pérez y Ferrero, con sede principal en la Costa del Sol y despachos en una docena de países europeos. En febrero, el PP reclamaba sus servicios.
-¿Cómo se fraguó su acuerdo con el PP balear?
-¿El PP quería a algún abogado del despacho o a usted en concreto?
-¿Cuál ha sido su labor en estos cuatro meses?
-¿Cuál es el fin de todas estas actuaciones?
-¿No habrá ninguna actuación dentro del 'caso Matas' ni con los esposados del Palma Arena?
-El PP se queja de que no se les trata igual que a otros partidos y denuncia una persecución política. -
-¿Se puede decir que se ha cambiado de bando?
-No, en absoluto. Ni me he cambiado de bando ni mucho menos de chaqueta. Yo alabo el trabajo dificilísimo de los fiscales Anticorrupción y todos tenemos el mismo objetivo que es acabar con esta lacra. Estos compañeros no son enemigos, sino todo lo contrario.
-¿Este paso que ha dado es un preámbulo para entrar en política?
-No, nadie me lo ha ofrecido y nunca se me ha pasado por la cabeza dedicarme a la política. Soy un profesional totalmente ajeno a la política. Cuando era fiscal no pertenecía a ninguna de las dos asociaciones (conservadora y progresista) y eso me impidió ascender. Esta fue una de tres las razones por las que dejé la Audiencia. Las otras dos fueron que cada vez hay gente más joven y mejor preparada que reclaman un sitio, y porque quería estudiar el Derecho desde otros aspectos.
-¿Le gustaba el apelativo de 'indomable'?
-Bueno, era un adjetivo periodístico que nos pusieron a una serie de fiscales como Fungairiño, la señora Márquez de Prada y Rovira, entre otros. Nosotros somos indomables porque, como cualquier fiscal, no estamos sujetos más que a la ley. Quien no me va a someter nunca es ningún partido ni ningún medio. Igual que no se consiguió siendo fiscal, como abogado tampoco.
-Usted es una de las personas que mejor conoce a Baltasar Garzón. ¿Es un héroe o un villano?
-¿El ego ha sido el peor enemigo de Garzón?
-Sí. Baltasar Garzón es un gran juez pero en la Audiencia Nacional hay un gran peligro porque se habla del juez o del fiscal con nombres y apellidos y eso, se quiera o no, afecta a cualquiera y puedes creerte una estrella. El afán de protagonismo es perjudicial hasta para las propias investigaciones. En la Audiencia Nacional hay seis jueces, Garzón era uno de ellos, pero es mucho más conocido que Ismael Moreno o el juez central 6 a quien no le conoce nadie.
-¿Qué pensaba cuando quienes alababan al juez Garzón luego le criticaban y viceversa?
-¿Qué se siente al tener a un terrorista cara a cara?
-Nunca hemos sentido un odio, aunque era muy difícil controlarse ante personas que además de haber asesinado te insultan, te amenazan y buscan que pierdas los papeles. La mayor satisfacción es una sentencia condenatoria ratificada luego por el Tribunal Supremo. La Audiencia Nacional ha hecho una gran labor contra el terrorismo y en favor de las víctimas, que son las grandes olvidadas y perjudicadas en estos delitos.
-¿Cuándo y cómo veremos el final de ETA?
-Defíname a Rubalcaba, Acebes y Mayor Oreja.
-Rubalcaba es la insistencia. Acebes, la inteligencia y Mayor Oreja, la auténtica rectitud.
-Cuando oye a Mayor Oreja decir que el Gobierno sigue negociando con ETA, ¿qué piensa?
-Si el señor Mayor Oreja lo dice, motivos tendrá, pero ojalá que se equivoque.
-¿El 11-M fue un atentado islamista?
-Yo creo que sí. Quizás no sepamos nunca de dónde viene el verdadero inductor, pero no tengo ninguna duda de que las personas juzgadas y condenadas lo fueron justamente.
-¿Su día más duro y más feliz en la Audiencia Nacional?
-El más duro cuando ETA asesinó a mi compañera Carmen Ragle el 12 de septiembre de 1989 y el más feliz mi primera jornada en la Audiencia Nacional.