El presidente del Govern balear, José Ramón Bauzá, fue recibido ayer en la sede del Partido Popular de Eivissa con una cacerolada de protesta protagonizada por medio centenar de personas que reclamaron a gritos su «dimisión» por los recortes en educación, sanidad y por su política lingüística.
Vigilada por un importante dispositivo de seguridad, la protesta se concentró tras las vallas ubicadas por la policía en la acera de enfrente del edificio de Bartomeu Roselló. El ruido de cacerolas y silbatos comenzó minutos antes de las 10,00 horas, cuando estaba prevista la llegada de Bauzá, y no cesó hasta que el presidente balear abandonó la sede, una hora y media después.
Bauzá culminó ayer un recorrido de dos días por todos los municipios de la Isla y también por Formentera, con reuniones en todas las juntas locales. El objetivo fue pedir el apoyo de sus afiliados de cara al Congreso Regional del PP que tendrá lugar los días 1 y 2 de junio, y al que se presenta como único aspirante a dirigir la formación.
Participación «activa»
Tras la reunión que mantuvo ayer con la agrupación de Vila, Bauzá explicó en una rueda de prensa que quiere «una participación activa» por parte de los afiliados. «Francamente todas las juntas me están diciendo que estamos en el buen camino y me manifiestan su apoyo», señaló el presidente popular, que se mostró muy confiado de tener el aval de los militantes pitiusos. La elección será por una votación directa y estará abierta a la participación de 2.500 afiliados de Eivissa y 150 de Formentera.
En cuanto a la protesta, que al igual que en diferentes municipios de Mallorca ayer le recibió en Vila, Bauzá dijo que su acción de gobierno está basada en un programa electoral legitimado «por 200.000 personas que nos han apoyado en las urnas». «Respetamos las discrepancias pero creemos que el respeto debe ser bidireccional. No podemos respetar nosotros y que a nosotros no nos respeten por la toma de decisiones. No hacemos nada que no hayamos anunciado en el programa electoral y es un compromiso de cara a los ciudadanos», destacó el presidente del Govern.
Los que estaban allí pitando, pedían por los derechos universales de todos. Qué pena de pueblo que se deja engañar. Mientras halla quien defienda a la derecha, nos tocará pagar y duro. No se trata de un problema de lengua, sino de derechos básicos.