Margalida Durán, la nueva presidenta del Parlament, se estrenó ayer con polémica. No porque le faltaran votos (logró uno más de los previstos) sino por una de sus decisiones en el pleno más complejo del año, el de los Presupuestos. El PSIB aprovechó una interpretación que Durán hizo del reglamento para echarle en cara que fuera «la voz del PP». El PP lo negó.
El PSIB, representado en la Mesa por el diputado Antoni Diéguez, dejó claro desde el primer momento que no dejará pasar «ni una» a la nueva presidenta. Y eso que, ayer, los socialistas pidieron una reunión formal con Durán.
La elección fue bien y nada más iniciarse la sesión quedó demostrado que el PP de Eivissa había aceptado el nombramiento aunque algunas voces lo cuestionaran el fin de semana. No le faltó ningún voto. De hecho, le ‘sobró' uno: Margarita Durán asumió ayer la presidencia del Parlament con los 34 votos del PP y el del exdiputado de ese partido (ahora suspendido de militancia), Antoni Pastor. El malestar del PP ibicenco no alcanzó siquiera la categoría de ‘pataleta'. Ni se escenificó ayer la más mínima protesta ni nadie planteó en la reunión interna del grupo cualquier otra posibilidad que no pasara por apoyar a Margarita Durán para sustituir a Pere Rotger, que continúa en la Cámara como diputado raso.
Al PP de Llucmajor
El PSIB, que el viernes intentó retrasar la elección de Durán solicitó una entrevista con la nueva presidenta, la tercera mujer que ocupa este puesto después de Maria Antònia Munar (UM) y Aina Rado (PSIB), para abordar la nueva etapa. Le pedirá que permita la creación del Grupo Mixto.
Durán logró 35 votos. Antoni Pastor confirmó que uno de los votos era el suyo. Durán asumió el puesto «desde la humildad», expresión que ya utilizó cuando fue propuesta para el cargo el viernes. Dio las gracias a su grupo, al president del Govern y, también, agradeció el apoyo de la junta del PP en Llucmajor. Elogió a Rotger (estrenó escaño) y a Palou.
«Seré la presidenta de todos», dijo Durán. Y añadió que quiere «estar muy cerca de la gente, y muy a pie de calle». Afirmó que la actual es «la peor crisis de la democracia».