Pepita Guitérrez sigue empeñada en que se puede encontrar el equilibrio entre la diversión de los jóvenes británicos que visitan Sant Antoni y los vecinos que viven en el casco urbano y padecen el desfase de los ‘clientes' del municipio. Reconoce que será difícil remontar la imagen que han dado de la Isla los periódicos británicos a raíz de las turistas detenidas en Perú por narcotráfico, pero cree que son situaciones personales que no se corresponden con una realidad generalizada. La alcaldesa lo tiene claro: Sant Antoni no cambiará de perfil turístico y seguirá dando la bienvenida a los jóvenes que vienen en busca de fiesta y diversión. Su objetivo es lograr que tengan un comportamiento cívico, una meta que persigue desde principios de legislatura y podría continuar en la próxima. Porque tras dos años de experiencia en política activa, Gutiérrez ya reconoce que en 2015 buscará la reelección.
—¿Cuál es su balance de la temporada?
—Por las percepciones que nos han hecho llegar nuestros vecinos y los empresarios el balance general es positivo. Es importante que una temporada se desarrolle bien porque quiere decir que hay trabajo para más vecinos y que la riqueza de nuestra sociedad y de nuestro colectivo sigue adelante en sentido positivo. También han empezado a surtir efectos las medidas correctoras que pedimos a ciertos locales por el tema de los ruidos y este año hemos tenido menos quejas.
—En su primer verano como alcaldesa, en 2011, aseguró que aquel famoso vídeo ‘Pizza in Ibiza' transmitía una imagen «que no se puede negar que existe» Esta es su tercera temporada al frente del municipio ¿Qué ha mejorado desde entonces?
—Nosotros en Sant Antoni tenemos la mayoría de turismo joven, de turismo británico que viene aquí para turismo de sol y playa, diversión y ocio nocturno. Y la imagen que se transmite es una imagen de turismo joven que no podemos negar y que no queremos descartar, que queremos cuidar y mantener, aunque también trabajamos para diversificarlo. Personalmente creo que nuestra imagen no es mala, de hecho, si lo fuera no tendríamos tanto turismo como tenemos. No creo que ningún ciudadano del municipio piense que Sant Antoni no es un destino turístico de primer orden.
—Como novedad de esta legislatura aprobó la ordenanza de convivencia ¿Dónde queda la normativa cuando este turismo joven hace sus necesidades en la calle y duerme en la acera sobre sus vómitos, mientras los vecinos les fotografían para denunciarlo públicamente?
—La ordenanza de convivencia se podría aplicar y hacer cumplir mucho mejor pudiendo adaptar el número de policías a la población que tenemos en las temporadas de verano. Por eso tenemos más que solicitado al Gobierno central que nos podamos acoger a la declaración de municipio turístico que nos permitirá la contratación de un mayor número de policías porque se tendrá en cuenta la población flotante del municipio, cosa que ahora no podemos tener.
—¿Y qué le dice a los vecinos que deben convivir con ello?
—Que me gustaría que estas situaciones no se produjeran y que trabajamos para incrementar el número de policías locales para que esto no pase y para que el comportamiento de los turistas que nos visitan sea más cívico.
—¿Cuándo calcula que se podrá lograr la declaración de municipio turístico?
—Tendremos que preguntar al Gobierno central. Pero no será dentro de este año, lo dejamos para el ejercicio siguiente. Confiemos en que sea para 2014.
—¿Es verdad que hay noches en que los policías que patrullan Sant Antoni se pueden contar con los dedos de una mano?
—Tenemos en la calle por la noche todos los agentes que podemos tener, incluso dejando por el día plazas descubiertas en algunas zonas del municipio.
—¿Cuál es la media por noche?
—Seis, ocho o diez agentes por noche.
—Hasta el momento, de los siete fallecidos este verano en la Isla tras ingerir drogas o alcohol, cuatro murieron en Sant Antoni ¿Este es el turismo por el que sigue apostando Sant Antoni?¿Nunca se va a plantear un cambio de clientes?
—¿Qué quiere decir, que este turismo no puede estar durmiendo en un hotel de cinco estrellas, que no sea en Sant Antoni?
—No, estamos hablando de turistas que mueren por tener una actividad de desfase.
—En este sentido les diría a los turistas que nos visitan que por ellos mismos tuvieran un poco de cuidado por su persona, por ellos mismos y por su familia, y un poquito de responsabilidad o de respeto hacia ellos. Hasta aquí, es lo que les diría. ¿Qué queremos turismo joven? Sí, es el turismo que tenemos y es lo que vende en estos momentos Sant Antoni, ¿qué queremos diversificarlo? Sí, pero después de ahí cada uno es dueño de su persona. No quiere decir que estas situaciones no se puedan dar con otro tipo de turismo.
—¿Los empresarios quieren realmente diversificarlo o solo las instituciones?
—Nosotros transmitimos el sentir de todos los otros sectores, sea comercio, sea ocio o restauración. Así que este sentir que transmitimos es general, mayoritario por lo menos.
—Pero todo se enfoca cada vez más al turismo de desfase.
—No estoy de acuerdo.
—Un ejemplo son los party boats, barcos de empresarios que antes hacían excursiones normales y ahora hacen fiestas. Otro ejemplo son las bodegas que venden alcohol las 24 horas.
—Y un ejemplo contrario son los turistas de cruceros que no habían llegado a Sant Antoni en 29 años y ahora han llegado, aunque solo sea uno cada año, y otro ejemplo es la nueva instalación del club náutico que es de primer orden y que cada año tiene mejor aceptación por los turistas que vienen con sus barcos desde la península y desde el extranjero, y que deja a Sant Antoni en un nivel bastante más elevado que cualquier otro club náutico de la Isla, por precio y por calidad de servicio. Creo que tenemos que mirar más a nuestro alrededor y ver que Sant Antoni no solo es el ocio del turismo joven. Sant Antoni es turismo rural, de playas y turismo náutico. No miremos hacia lo que es ocio por estos puntos que me comentas, miremos un poco más hacia el mar en otro sentido.
—Precisamente, estos días la prensa británica lleva a Sant Antoni y al West End en sus portadas por el caso de las dos chicas detenidas en Perú por tráfico de drogas, y muestra al West End, a Sant Antoni y también a toda Eivissa como nidos de narcotráfico y descontrol. Parece que por más que se intente mirar hacia otro lado, siempre se termina en el mismo lugar.
—Pues hagamos entre todos que no sea así. Nos va a costar más debido a estas situaciones, pero hagamos ver al mundo en general que somos otra cosa, trabajemos entre todos para conseguirlo. Que sí, que tenemos estas situaciones, pero trabajemos para que el resto del mundo vea lo demás que tenemos.
—¿Va a costar remontar la imagen de Sant Antoni y de la Isla? ¿Cómo se contrarresta el mensaje que dieron los periódicos británicos de que «Si no hay drogas no hay turistas en Eivissa»?
—Nos costará. Es nuestra lucha continua y diaria, que nuestro municipio sea conocido como un destino turístico de primer orden y no únicamente por estas situaciones puntuales y que son debidas a actuaciones personales. No todo el mundo está implicado en estas situaciones que nos quieren vincular, diciendo que es lo único que hay aquí. No, Sant Antoni y toda la Isla es plural, no se dan estas situaciones en general. Todos tenemos aquí mucho trabajo por hacer porque todos somos conscientes de que ésta no es la realidad.
—Esta realidad la trae el cliente británico joven que dice que quiere cuidar ¿Tanto aporta como para querer mantenerlo?
—¿Me estás diciendo que tendríamos que cerrar Sant Antoni al turismo joven y al turismo británico? Pienso que no, francamente pienso que no tenemos que echar cerrojazo al turismo joven y británico por estos hechos que ocurren y que son puntuales. Estoy segura de que si vas a preguntar a muchos turistas jóvenes y británicos sobre esta situación no coincidirán con que en la Isla, mayoritariamente, pasa lo que ha pasado con estas chicas. Ahora, esta noticia vende mucho, y yo lo entiendo, pero no es lo real.
—¿Sigue manteniendo que se puede combinar la diversión de los turistas y el trabajo de los empresarios con el descanso de los vecinos?
—Por supuesto, sigo manteniendo que es posible. Nos toca luchar con la más fea porque tenemos que estar de cara a todos, a turistas y residentes para que ese equilibrio se pueda dar y podamos vivir y convivir con tranquilidad, pero sí que estoy segura de que se puede llegar a este equilibrio.