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Luchando por la ilusión de poder vivir de la música

Imagen del grupo Sequoia Tree.

| Eivissa |

Projecte Mut se ha convertido a base de esfuerzo y tesón en la principal referencia de la música que se realiza en Eivissa y Formentera. El dúo formado por Joan Barbé y David Serra disfruta de un gran éxito tanto dentro como fuera de nuestro territorio y su último disco, Idò, se ha colado entre los más escuchados, vendidos y descargados de entre todos los que se graban en catalán.

Sin embargo, en el actual panorama musical de Eivissa y Formentera hay mucha más vida detrás de ellos. Y es que además de algunas voces clásicas de los escenarios pitiusos como Uc, Aires Formenterencs, Joan Morenu, Marga Bufí, Crits Marins, Tito Zornoza, Margalida Roig o Ressonadors, en los últimos años han ido surgiendo una serie de grupos que luchan por hacerse un hueco en el mundo de la música, tanto dentro como fuera de nuestras islas.

Son, por ejemplo, Sequoia Tree, Tales of Gloom, MRC, Indulgentes, The Frigolos, Las Delincuentas o la joven banda Epsilon, formada por cinco estudiantes de Eivissa. Todos ellos han apostado por géneros muy diversos, desde el pop al rock, pasando por el metal, el rockabilly e incluso, el flamenco, la bulería y el ‘garrapateo', ese estilo tan particular que popularizó el mítico grupo jerezano Los Delincuentes.

Cinco de ellos ya han conseguido ver cumplido el sueño de haber publicado al menos un disco y los otros dos, Epsilon y Las Delincuentas, han disfrutado de éxitos recientemente como la composición del himno contra las prospecciones petrolíferas y la victoria en el concurso musical Sonorizarte 2015, respectivamente.

Si analizamos cada una de las formaciones es tarea sencilla reparar que todos ellos son muy diferentes entre ellos, desde el principio a fin, pero al mismo tiempo también es relativamente fácil comprobar que todos ellos comparten muchas cosas en común. Los siete grupos alaban las bondades que ofrecen las dos islas, «sobre todo a nivel cultural y creativo», pero también luchan contra el gran problema que supone la insularidad y que hace mucho más difícil poder viajar a la península para actuar en conciertos y festivales o, simplemente para grabar discos aprovechando una serie de medios técnicos que aquí no existen.

Sin embargo, a pesar de todo, y más allá de que unos canten en inglés y otros en castellano, a todos les une la ilusión de poder acabar viviendo de lo que es realmente su sueño: la música. Talento y ganas no les faltan. Sólo necesitan un pequeño empujón para conseguirlo.


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