Cientos de vecinos de los barrios de Can Bonet y Ses Païsses, a la entrada de Sant Antoni, han marcado con una gran x en su calendario la fecha de este sábado. El motivo no es otro que la inauguración de la reforma de la iglesia del barrio, conocida como de la Sagrada Familia, y que a partir de ahora pasará de ser una pequeña capilla con capacidad para algo más de 50 personas a ser un templo con una torre campanario de más de ocho metros de altura y posibilidad de alojar a cerca de 500 feligreses.
La ampliación se ha llevado a cabo en muy pocos meses, ya que las obras comenzaron en julio de 2015. El encargado de llevar a cabo la construcción de la obra ha sido Rafael Capitán, basándose en el mismo proyecto que diseñó en 1983 el arquitecto ibicenco Josep Antoni Zornoza Tur y del cual apenas se había podido construir una tercera parte en la zona más al este del solar que en su día donó a la Archidiócesis de Eivissa el canónigo de la Catedral, Vicente Bonet Ferrer.
Concretamente las obras, que han tenido un presupuesto aproximado de unos 600.000 euros, han consistido fundamentalmente en la construcción de una gran nave central que ahora mismo tiene una superficie útil de 152 metros cuadrados, un vestíbulo de 14 metros cuadrados y la citada torre, con su acceso al campanario de 3.80 metros cuadrados. Todo ello, ha originado que la nueva iglesia tenga una superficie construida de 454.10 metros cuadrados, a los que hay que sumar todos los accesos, una gran plaza delante de la puerta, y los jardines exteriores, donde incluso se ha habilitado un pequeño aparcamiento.
En su interior, donde se colocarán de forma definitiva una veintena de bancos de madera en los que se podrán sentar unas 144 personas con una ocupación de unos cincuenta centímetros por cada uno, lucirán, entre otras figuras, una Purísima donada por una familia de feligreses, y una talla de la Sagrada Familia. Precisamente, y según explicó a este periódico el cura de Sant Antoni, Vicente Colomar, Pins, esta última imagen es uno de los grandes tesoros de este templo puesto que «fue regalada por Antonio Riera, un feligrés que la encontró y la consiguió tras verla casi abandonada en la casa que tiene la familia Botín en Jesús».
Inicios en 1983
Gracias a todo ello, la nueva iglesia de la Sagrada Familia sigue manteniendo el espíritu inicial de templo práctico, blanco y luminoso, con el que nació en 1983 por mediación del entonces obispo de Eivissa y Formentera José Gea Escolano para atender eclesiásticamente a los nuevos núcleos de población que fueron llegando desde los años setenta a poblar Can Bonet, Ses Païsses y Can Guillemó atraídos por la eclosión turística y económica de Sant Antoni.
De hecho, por deseo del canónigo que cedió el solar, el nuevo templo fue dedicado a la Sagrada Familia, patrona de las migraciones, algo que estaba en relación con los nuevos habitantes de los nuevos barrios. Luego, el obispo José Gea Escolano puso la primera piedra el 31 de mayo de 1986, y finalmente, en febrero de 1987, él mismo fue el encargado de inaugurar la capilla siendo además cura de Sant Antoni Joan Torres Tur.
Durante casi treinta años, el templo se mantuvo igual, siendo el epicentro de la vida religiosa de estos dos barrios, hasta que el actual obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura decidió retomar el proyecto original y terminar el templo definitivamente. Así, en diciembre de 2013 se bendijo la primera piedra de la reforma, en abril de 2014 se dio el visto bueno a continuar con el proyecto, en junio de 2015 se consiguió la licencia de obra y un mes después comenzaron los trabajos. Y el sábado, 19 de marzo, se procederá a su consagración e inauguración oficial por parte del propio Vicente Juan Segura.