Pensaba que el gerente del Consell de Formentera, Isidor Torres, se prepararía un poco mejor su defensa ante el escándalo por la contratación, en dos ocasiones, del despacho de arquitectos en el que trabaja su cuñado y su hermana. Ha tenido tres días, el largo puente del 1 de mayo, para prepararse, pero no ha hecho los deberes.
Ayer convocó una rueda de prensa donde ni él mismo es consciente del ridículo que hizo. Para empezar, y dejando las cosas claras, todo lo publicado por este periódico es veraz, absolutamente veraz. Con cara de circunstancias, Isidor Torres no acaba de entender que sea noticia que el Consell haya contratado dos veces un estudio de arquitectos vinculado a su familia. Porque en 2014, dijo, ya se contrató al estudio de arquitectos de Rotterdam y nadie dijo nada. En eso tiene razón. Que en 2014 el Consell contratase a la empresa del actual gerente, con sede en Rotterdam, era noticia, pero no nos enteramos. Pido disculpas por ello. Lo sabía todo el mundo, es posible, pero en esta Redacción lo supimos hace unos días cuando vimos que esta misma empresa presentaba otro estudio sobre Sant Ferran.
¿A nadie le sorprendió que un estudio de arquitectos de Rotterdam hiciese estudios urbanísticos sobre Formentera? ¿Ningún colega, absolutamente ninguno, sabía que era una empresa del cuñado del actual gerente del Consell? Según Torres lo sabía todo el mundo en Formentera. Y como nadie se enteró en 2014, lo vuelven a contratar en 2017. Con un par. Durante mi paso por la administración, entre 2011 y 2014, todos los que teníamos alguna responsabilidad sabíamos dos cosas. No se podía contratar a ningún familiar ni tampoco debían superarse los contratos de 18.000 euros, algo que ahora algunos se atreven a cuestionar públicamente. Hoy parece que los tiempos han cambiado.
Quiero dejar claro que nadie ha cuestionado la legalidad de los contratos, entre otras cosas porque no hemos tenido acceso a ellos. Pero sí hay que cuestionar, y mucho, que se contraten a amigos y familiares a dedo, que fue lo que tanto ofendió al presidente del Consell, Jaume Ferrer ,en el último pleno, y por ello amenazó con querellas al jefe de la oposición. Hubiese podido estar callado el presidente. Si todo el mundo conocía el asunto del despacho de la familia de Torres, él también estaba al corriente. Y a pesar de eso amenazó a Alcaraz.
El pasado
Sin duda, la estrategia de Isidor Torres en la rueda de prensa no podía ser más errática. Habla del contrato de TEF, del programa que se hacía hasta hace dos años, y vincula la noticia de este medio a que ahora no se hace el programa. ¿Quiere decir que ahora el Consell riega con dinero público a otros medios para que callen las vergüenzas del gobierno? ¿Y qué tienen que ver los contratos de hace diez años con esta historia? ¿O haber hecho programas nos incapacita para seguir informando?
Me parece que el gerente del Consell hubiese podido leer mejor la noticia antes de confundir a los medios. En primer lugar nunca hemos hablado de su madre, que nos merece todo el respeto del mundo, al igual que su padre. Sí hemos hecho referencia a su hermana porque trabaja en el Estudio Lunar de Rotterdam por cuestiones obvias. Tampoco se cuestiona a este despacho de arquitectos y diseñadores, que seguramente hacen un trabajo muy profesional. Nosotros, a diferencia de Isidor Torres, no escampamos la mierda. Con lo que sabíamos y publicamos ya era suficiente.
Dice también Isidor Torres que se está planteando poner una querella contra este medio. ¿Una querella tras admitir que todo lo publicado es veraz? Los tribunales no están para perder el tiempo, pero allá él. Que sus compañeros del Consell le expliquen qué significa ser un cargo público.
Pero sorprendió que en la rueda de prensa se acordase palabras de mí. Dijo que yo escribí en 2002 una noticia sobre los negocios de su familia que fue desmentida. Lamento decepcionarle, pero el autor de esa noticia no soy yo. Es mi hermano, también es periodista, y actualmente trabaja en Diario de Mallorca. Además, la noticia publicada en 2002 era veraz. En una nota de prensa del Consell se intentó aclarar que, ciertamente, yo no era el autor de la noticia, pero que en ese momento era el jefe de política de Última Hora–Mallorca. Otra mentira. Yo nunca fuí jefe de política. Entre 1989 y 1992 era redactor jefe, pero luego pasé a ser redactor. Lo que quería el Consell, con el dinero de todos, era hacer creer que yo no escribí la noticia pero que era responsable de la información por ser el jefe de política. Pero aunque la hubiese escrito, que no es el caso, no me impediría seguir informando 15 años después. ¿O sí?
Imagino que Torres, como otros políticos de esta tierra, lo que intentan es acallar voces, acojonar a periodistas, y que nadie informe sobre sus tropelías ni meteduras de pata. Está muy equivocado. Tras este ejercicio de caradurismo político, a Jaume Ferrer ya solo le queda una opción: destituir a Torres. Pero eso no ocurrirá, tranquilos. En lugar de eso se contratará un tercer estudio al gabinete de Rotterdam. Porque me temo que a Torres ni se le ocurre dimitir. Y hasta que escampe el temporal.