Cuatro años después la historia se repite para el joven pintor ibicenco Bruno Preciado. Tras disfrutar en 2013 de cinco días de aprendizaje con el conocidísimo pintor Antonio López y Andrés García Ibáñez, este 2017 el artista que precisamente hoy cumple 25 años ha vuelto a ser seleccionado para acudir al mismo curso que se celebra anualmente en el Museo Casa Ibáñez de la localidad almeriense de Olula del Río, en esta ocasión, del 21 al 27 de mayo.
Preciado, que estudió Bellas Artes en la Universitat de Barcelona, es uno de los 36 artistas de todo el mundo que ha sido escogido por el pintor nacido en 1936 en Tomelloso (Ciudad Real) y que a lo largo de su carrera ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, la Medalla de Oro de la ciudad de Madrid, el Premio Príncipe de Viana de la Cultura o la Medalla Internacional de las Artes. Lo ha conseguido, según explicó a este periódico, tras enviar un portafolio que contenía una serie de ejercicios realizados durante sus estudios en Barcelona, unos retratos que ha pintado en los últimos meses en Ibiza y el cuadro con un hombre que posaba tumbado que hizo durante su primera presencia en Olula del Río.
Todos estos trabajos están dentro de la línea de pintura figurativa a la que se dedica el joven Bruno Preciado y que se puede ver durante estos días en uno de los cuadros que forma parte de la exposición sobre faros que organiza la Autoridad Portuaria de Baleares en el Far de ses Coves Blanques de Sant Antoni. «Para mí la pintura figurativa consiste en expresar cosas por otros medios que no son la literatura o la fotografía, aunque soy muy consciente que desde que apareció ésta última, los pintores que hemos escogido esta rama tenemos que buscar algo diferente para que no sea exactamente igual», explicó este pintor ibicenco cuyo interés le viene «de lejos, de cuando era el dibujante y el artista de la clase». Y ese algo diferente es a lo que precisamente está dándole vueltas Preciado, quien asegura que le gustaría parecerse a los pintores del siglo XIX «que al fin y al cabo eran los fotógrafos actuales, cronistas de una época y de un lugar, a través de algo mucho más bonito que el simple click de una cámara de fotos».
«Un hombre muy cercano»
Con respecto a su primera experiencia en Olula del Río, Preciado destaca especialmente «la cercanía» de Antonio López. «A pesar de toda su trayectoria y de todo lo que significa para la historia de la pintura a nivel internacional es una persona muy cercana y humilde que hace del taller algo muy participativo, pasando por delante de nuestros lienzos mientras pintábamos, dándonos pequeños consejos para seguir mejorando, y organizando pequeñas e improvisadas charlas sobre todo tipo de temas en torno a su figura». De hecho, según el joven ibicenco, «no impone nada y no quiere que nos parezcamos a él, sino que cada uno sigamos nuestro camino en el mundo de la pintura». Algo en lo que está actualmente Bruno Preciado.
«No siempre se tiene la fortuna de aprender dos veces con alguien que pasará a la historia del Arte»
Bruno Preciado asegura que Antonio López siempre se muestra positivo y anima a los jóvenes mientras corrige cosas de aspecto técnico sobre la perspectiva o la colocación de alguna figura. Además, en su primer curso insistió «en la necesidad de pintar del natural para conseguir resultados verdaderos en su obra, rehuyendo la utilización de fotografías» y que siempre insiste en la gran experiencia que supone ir a un lugar a retratarlo, «escucharlo, olerlo o sentirlo». Por todo ello, el joven ibicenco asegura que son recuerdos que siempre llevara para sí «porque no siempre se tiene la suerte de aprender dos veces con una persona que pasará a la historia del arte y porque no conozco ningún pintor actual mejor que él».