A las 19.30 horas la plaza de la Catedral de Ibiza era un manojo de nervios. Todo el mundo miraba al cielo y al teléfono móvil a ver si llovía o no llovía. Un cuarto de hora después las primeras gotas hicieron temer lo peor multiplicando los nervios. A las ocho de la tarde, hora prevista para la salida de la primera cofradía nadie sabía que iba a pasar porque caía con más fuerza. Ni los legionarios, que seguían esperando firmes y en posición. A las 20.10 horas el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura, cruzaba la plaza junto al presidente de Consell d'Eivissa, Vicent Torres, y la vicepresidenta segunda Marta Díaz rumbo al palacio episcopal y se anunciaba que las cofradías esperarían media hora a ver si paraba de llover y si seguía cayendo otra media hora más para tomar la decisión definitiva. Más nervios y alguna que otra lágrima. Finalmente a las 20.30 horas y aprovechando que se iban algo las nubes aparecían por la puerta de la Catedral los miembros de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Cautivo para colocarse en posición y los legionarios volvían a formar. No había ninguna duda, iba a haber procesión del Santo entierro por las calles de Ibiza. Y así las cosas, finalmente, en torno a las 20.40 horas salía por la puerta del templo Nuestro Padre Jesús Cautivo, la imagen de la cofradía del mismo nombre.
El Cautivo salió a las 20.40 horas
Ante ellos una plaza repleta de curiosos y fieles que dieron la bienvenida a la talla con cientos de teléfonos móviles y entre las tonadas del himno de España. Muchos de ellos estaban ansiosos por ver a la nueva figura de Poncio Pilatos que acompaña al Cautivo y que tiene los rasgos del cura de la iglesia de Santa Cruz, ya que para disfrutar con la nueva talla de la cofradía, Nuestro Padre Jesús Resucitado, habrá que esperar hasta mañana domingo.
Con gran rapidez y después de que pasaran los muchos fieles de la última cofradía creada en Ibiza, salió por la puerta de la Catedral Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Justo en la plaza, y después de llevarse una gran ovación, los miembros de la cofradía fundada en el seno de la Casa Cultural Andaluza levantaron la imagen dedicándoselo a toda la isla de Ibiza intentando«que cada año haya más fieles y hermanos».
La tercera fue el Santo Cristo de la Agonía, precedido como es habitual por los miembros de la Hermandad de los Antiguos Caballeros Legionarios de Ibiza y Formentera, y que realizó un baile que fue muy aplaudido. Tras ella salió Nuestra Señora de la Esperanza portada por mujeres. Dejando a un lado los nervios, ya que se los llevó su capataz, la segunda imagen de la cofradía del Santo Cristo de la Agonía también fue una de las más aplaudidas. Con inusitada rapidez y mientras bajaba la temperatura en la plaza, la quinta imagen en salir fue Nuestra Señora de la Piedad, ofreciendo uno de los momentos más emocionantes de este Viernes Santo al poner sus cofrades un crespón negro en la talla en homenaje y recuerdo a Miguel Navarro, un compañero suyo fallecido apenas dos meses.
Finalmente, las dos últimas fueron Nuestra Señora de los Dolores y el Cristo Yacente, que abandonó el templo entre un gran silencio casi una hora después de que lo hubiera hecho la primera, Nuestro Padre Jesús Cautivo.
Encuentro en Santo Domingo
Algo más de tiempo hubo que esperar para el tradicional encuentro de las cofradías con el Santísimo Cristo del Cementerio y el Ecce Homo que esperaban en la iglesia de Santo Domingo. Debido a lo complicado del recorrido por las estrechas y empedradas calles de Dalt Vila y a los parones lógicos de los cofrades, el primero de estos encuentros se produjo en torno a las 21.55 horas de la noche. Allí les esperaban centenares de personas, que esperaban pacientemente con sus teléfonos móviles para inmortalizar el momento junto al edificio de Can Botino y la calle General Balansat, que desemboca en el Baluard de Santa Llucia, y que también estaba repleto hasta la bandera.
Desde allí, y bajando por la calle de Sa Carroca los miembros de todas las cofradías volvieron a demostrar su fuerza y habilidad al llegar a la Plaza de Vila, torcer por la complicada y pequeña curva y adentrarse en el Patio de Armas. Allí, los miembros de Protección Civil se las vieron y desearon para que todo el mundo se echara unos metros para atrás y las imágenes pudieran girar sin más problemas que los ya lógicos del peso y el tamaño. Una vez conseguido, había que cruzar el Portal de Ses Taules y enfilar la Cuesta del Rastrillo. Tras una nueva demostración de habilidad y mucha fe, las imágenes pasaron una tras otra ante centenares de personas que esperaban desde hacía horas en la plaza del Mercat Vell.
Una vez allí cada una se dirigió hacia el Paseo Vara de Rey por la calle Anibal, conocida como la de las farmacias, en un terreno más llano y ligero en el que sin embargo empezaba a pasar factura las horas de trayecto. Un trayecto que terminó finalmente con cada una de las imágenes en las iglesias de referencia de cada cofradía y con la satisfacción del objetivo cumplido, de haber superado alguna que otra promesa y con la alegría de saber que ayer, Viernes Santo de 2018, la fe se impuso a la lluvia y el mal tiempo.