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Los empresarios critican que las obras del sistema de acceso a Dalt Vila «llegan en mal momento»

El Ayuntamiento prevé que las pruebas para que entre en funcionamiento empezarán la próxima semana

Varios operarios trabajan en la instalación de los bolardos que controlarán el acceso. | Daniel Espinosa

| Ibiza |

Las obras de instalación del nuevo sistema para controlar el acceso al tráfico a Dalt Vila y la Marina, basado en un sistema de lectura de matrícula de los vehículos, llegan dos semanas después de lo esperado. Según explicó el Ayuntamiento de Vila hace varias semanas, estaba previsto que el sistema de control empezara a funcionar la última semana del mes de abril, después de que la empresa encargada de realizar las obras encontrara «dificultades de tramitación patrimonial», ya que el proyecto tuvo que ser aprobado por el Pepri y revisado por la Ciothupa.

En este sentido, el Consistorio prevé que la próxima semana se empiecen a llevar a cabo las pruebas correspondientes con el nuevo sistema para que entre en funcionamiento con el «máximo de garantías».

Cuando esté en marcha, el nuevo sistema permitirá multar a los vehículos que pretendan entrar a la zona limitada sin la pertinente autorización municipal.

La instalación, que a simple vista parece positiva, está generando malestar entre los empresarios de la zona. «Estoy de acuerdo en que se tengan que hacer obras, pero no en estas fechas, ahora es mal momento; tenemos noviembre, diciembre, enero, febrero y marzo», criticó la propietaria de una tienda.

Y es que, según explicaron varios empresarios, la isla se está llenando, poco a poco, de turistas que huyen de la masificación que hay en verano. «Ahora vienen los que quieren pasear, los que quieren comer tranquilos en un sitio típico y no pasar el calor de agosto. A estos visitantes es hemos vendido siempre una imagen de tranquilidad que, visto lo visto, no pueden encontrar. No les gusta que les tomen el pelo y muchos te dicen que no van a volver a Ibiza».

Asimismo, criticaron que desde el Ayuntamiento no se haya informado de estas obras. Sin embargo, Vila aseguró que han mantenido contacto, «en todo momento», con la Asociación de Comerciantes de la Marina «con el fin de explicarles cómo avanzaban las obras, igual que se les explicó el nuevo sistema».

Menos ventas

Aún así, el problema va más allá. El ruido de la maquinaria y el polvo que genera la instalación del sistema, no solo daña la imagen de los establecimientos más próximos, sino también el género que venden. «Tengo los bolsos en la fachada y están llenos de polvo y esto cuesta dinero», señaló una empresaria. «Tengo una tienda de moda con la puerta cerrada. Además, iba a pintar la fachada esta semana y me he encontrado con esto», indicó otra.

La mayoría coincide en la importancia que tiene el turismo para el pequeño comercio y acusan al Ayuntamiento de «romper» el concepto del casco antiguo de la isla. «Ibiza siempre ha sido un sitio de callejear y eso está desapareciendo. Se está cambiando la tienda pequeña por las grandes cadenas que luego desaparecen porque se van a otro sitio», subrayaron.

Además, se mostraron cansados de escuchar siempre que con las ventas de julio y agosto «hacen el año», porque «tenemos que mantener las tiendas todos los días». De esta manera, explicaron que la zona de Dalt Vila y la Marina es la «carta de presentación» de una isla que está perdiendo la esencia que tenía.

Colapsos que acaban en multas

Por otra parte, viandantes y empresarios se quejaron de que, con motivo de las obras, se ha cerrado uno de los carriles de la calle del Comte de Rosselló. «Lo cierran y lo usan para que los operarios aparquen sus furgonetas y coches y luego vienen los repartidores, aparcan mal y ya viene la Policía a multar», subrayaron. En esta línea, dijeron que «para ellos todo vale», mientras que «si nosotros sacamos algo fuera del establecimiento nos multan».

Críticas también en cuanto a la instalación de un baño portátil pegado a la acera y, por consiguiente, a varios establecimientos. Las tiendas también quisieron recordar que el contenedor de cartón situado en la calle es insuficiente para hacer frente al cartón que generan los numerosos establecimientos de la zona cada día. «Si pasas por aquí por la tarde ves que los cartones ocupan la mitad de la acera y hay que esquivarlos. Hay que mirar también estas cosas», concluyeron.

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