Hemos llegado al pico de histeria más alto desde que se desencadenó la COVID-19. Un comportamiento social que la especialista Ana Pallás analiza junto a este medio. Esta psicóloga ibicenca, licenciada por la Universidad Ramón Llul de Barcelona en 2006, es coordinadora del servicio de psicólogas de emergencia. Una formación académica que amplía gracias a su titulación en Psicología Clínica y Psicoterapia.
—Esta crisis del coronavirus está generando incertidumbre personal y laboral. ¿Qué consejos pueden ayudar a sobrellevar esta situación?
—Las personas somos seres emocionales y reaccionamos ante este tipo de estímulos desconocidos con miedo. Es lo que nos está pasando con la COVID-19. Por eso, es importante conocer las pautas de prevención, informarte como es debido, y ser responsable contigo mismo y con la sociedad. Este compromiso significa respeto y solidaridad. Si desde las instituciones se impulsan medidas sanitarias excepcionales, hay que cumplirlas.
—¿A qué se refiere cuando hablas de ser una persona solidaria en este contexto?
—Hay diferentes formas a la hora de vivir y experimentar esta crisis sin precedentes. Algunas personas utilizan el humor para evadirse, un mecanismo que funciona cuando quieres evitar sentir dolor. Otras son más hipocondriacas y padecen más de la cuenta porque piensan que se van a contagiar hagan lo que hagan, y luego están las personas poco solidarias. Este grupo no respeta al resto porque hace caso omiso a las pautas sanitarias implantadas; no adoptan las medidas de higiene y protección para prevenir el contagio, asisten a lugares multitudinarios o se dedican a viajar a otros países.
—¿Por qué se ha desatado esta psicosis colectiva a la hora de comprar?
—Por el pánico que tenemos. En muy pocos días los casos de contagio se han multiplicado y eso genera miedo. Mucho miedo. Este temor provoca una psicosis social reflejada. Al ver que otros actúan con esta vehemencia, instintivamente te copias y haces lo mismo. Porque el ser humano siempre se pone en lo peor. Además, el hecho de estar sobreinformados no ayuda en absoluto, y menos si tienes en cuenta la cantidad de bulos y noticias falsas que circulan por la red. Saber buscar datos fiables oficiales es esencial para poder enfocar esta crisis de una forma más tranquila. Esto te ayudará a relativizar y ver que en el fondo no es tan grave como lo estamos percibiendo desde hace unos días.
—¿Cree que los medios, con tanta exposición mediática del coronavirus, estamos incrementando el pánico?
—El temor está desde los primeros casos en Europa. Pero sí es cierto que hay mucha información que no es cierta circulando: vídeos, audios, imágenes... Todos estos elementos fomentan el pánico. Entiendo que es difícil aislarte de esta crisis puesto que es un tema que ha colapsado cualquier conversación, pero pienso que las personas deberían desconectar de todo esto, no ver las noticias. La cuestión es relativizar esta crisis por nuestro bien.
—¿Cree que tendemos a estigmatizar a los enfermos?
—Las circunstancias te hacen estar alerta en todo momento con el objetivo de seguir sano. Cuando alguien está enfermo y tiene las herramientas adecuadas para poder ayudarlo, se hace. Al fin y al cabo, somos personas que conviven, que buscan lo mismo: derrotar este virus lo antes posible y volver a la normalidad. Creo que todo lo que se hace repercute en esta vida de una manera u otra. Por este motivo, si en tu mano está cooperar y colaborar para ayudar a los demás es importante hacerlo.
—¿Qué le diría a las personas que no dejan de buscar culpables por la situación actual?
—Este sentimiento es muy habitual en la sociedad. Tendemos a buscar explicaciones para sentirnos mejor. Sin embargo, no sirve de nada. No hay que pensar en el pasado, en quién tiene la culpa o por qué se originó la pandemia. Es importante pensar en el ahora, en cómo solucionar esta situación y no echar la culpa a figuras políticas o instituciones.
—Para terminar, Ana. ¿Es importante informar a los niños de la actual situación que ha generado el coronavirus?
—Los niños son conscientes de todo. Puede que no acaben de entender la complejidad del tema, pero sí observan que algo extraño ocurre. En ese momento, no dudarán en preguntar a los padres. Una vez eso ocurra, aconsejo no mentir, explicar de forma sencilla la situación y transmitirles un mensaje de tranquilidad y calma. Eso es lo importante. Lo mismo ocurre con los más mayores. Aunque sea uno de los grupos de riesgo, se merecen conocer los detalles de lo que está pasando y ayudarles en todo lo posible a seguir todas las medidas preventivas impulsadas por las administraciones públicas para frenar los contagios.