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Biología y tecnología para una vida mejor

El primer jardín botánico biotecnológico de España abre sus puertas al público en la carretera de Ibiza a Sant Antoni

Las instalaciones son de lo más puntero y novedoso que se puede encontrar en los negocios del sector. | Daniel Espinosa

| Eivissa |

Proyectos biológicos, tecnológicos y éticos para una vida mejor. Este es el lema, los pilares conceptuales que sostienen Ibiza Botánico Biotecnológico.

Después de 20 años de trabajo, decenas de proyectos y mucha burocracia «por fin hemos podido abrir», expresa orgulloso el empresario ibicenco Eduardo Mayol, que ha hecho de su sueño una realidad gracias al apoyo de una veintena de empresas colaboradoras, y especialmente por el empreño de los prestigiosos especialistas que forman el núcleo del jardín: el doctor en Biología Joan Pedrola, «una eminencia», el biólogo y ambientalista ibicenco Bartomeu Planas y el joven investigador e inventor Pedro Vidarte, director del área biotecnológica y autor del piano vegetal, pura fantasía, un sistema por el cual las plantas crasas emiten notas musicales y luz al contacto con la mano. Increíble.

Pero éste es solo uno de los atractivos didácticos que proporciona la alta tecnología del jardín. Además de la exhibición de las plantas en su propio hábitat, se puede observar el funcionamiento de un fotobiorreactor, un sistema de tuberías que emplea microalgas para absorber el dióxido de carbono y convertirlo en oxígeno, además de generar abono orgánico y nutrientes para las plantas.

Otro de los inventos más interesantes es el sistema de captación de agua atmosférica, que aporta un caudal de agua de una pureza absoluta: es agua del cielo de Ibiza, que incluso podría convertirse en un nuevo producto de márketing.

Mayol está satisfecho por la apertura del jardín -»ya ha venido mucha gente de Ibiza y también bastantes alemanes»-, pero la primera gran satisfacción de esta semana ha llegado con el nacimiento de un ejemplar de lirio de playa en peligro de extinción: el Pancratium Maritimum, una rareza cuya floración sólo dura tres o cuatro días.

Es una planta que figura con etiqueta amarilla, en riesgo de desaparición, pero también podremos descubrir las más cuidadas y sensibles, las catalogadas con etiqueta roja, que han desaparecido de la isla pero que han podido ser recuperadas en este jardín, como es el caso de una pequeña plantación -»la única en Ibiza»- de Limonium Wiedmannii, así como diversos endemismos de Es Vedrà, ses Margalides o distintos islotes de las Pitiusas.

Además de la tecnología aplicada a mejorar el medio ambiente y la vida de las personas, el jardín es único en su género en España porque se encuentra organizado por hábitats de las plantas, que han sido reproducidos con rigor y siguiendo las tradiciones de la isla: las dunas, la playa, el bosque, las salinas, es Amunts, el río… Espacios para la flora autóctona que permiten tener conocimiento de la riqueza natural de Ibiza y Formentera.

Al final del recorrido, una exposición de bonsáis conduce a la reflexión sobre el arte, la paciencia y la delicadeza con que son tratados estos ejemplares únicos: uno de ellos tiene más de 900 años y en un membrillo llevan 30 años trabajando para su conservación. Increíble.

Banco de semillas
La tecnología y la investigación nunca se detienen, de forma que en Ibiza Botánico Biotecnológico ya están preparando nuevos proyectos con la misma filosofía de contribuir al desarrollo sostenible. Uno de los que más ilusión genera entre los científicos del equipo es la creación de un Banco de Semillas para Ibiza y Formentera, de forma que se pueda garantizar la supervivencia de las todas las especies, incluidas las 120 que crecen en este jardín, compuesto por unas 12.000 plantas.

De hecho, acaban de solicitar el permiso al departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Sant Antoni para la puesta en marcha del laboratorio del banco, en un espacio habilitado en las instalaciones del jardín.

Y también en relación con Sant Antoni, Mayol desvela otra de las ideas que pronto pondrán en marcha: un homenaje a Cristóbal Colón y al veterano periodista, marinero e investigador Nito Verdera, autor de cinco libros sobre el origen ibicenco del descubridor de América. «Crearemos otro hábitat con las plantas que Colón trajo de América y también con las que llevó allí», explica Mayol.


Zumo de aloe con agua del cielo
Otra línea de investigación se lleva a cabo a través de la empresa Ibiza Aloe, que colabora con el jardín botánico y que desarrolla una crema natural y, atención, un zumo de aloe vera con agua del cielo de Ibiza, un proyecto muy diferente al de cargar el móvil con la energía de una planta, que desarrolla Pedro Vidarte, pero que da una idea de las áreas multidisciplinares en las que avanza este centro de investigación, que cuenta con el respaldo de empresas punteras en biotecnología.

Y si algún visitante echa de menos el hábitat de la posidonia pceánica, la planta submarina más longeva del mundo y que aporta el oxígeno necesario al agua del mar para volverla cristalina, le espera una sorpresa bien emocionante: al acabar el recorrido, los visitantes son trasladados hasta el puerto de Sant Antoni para embarcarse en un mini submarino, el ‘Aquascope', desde donde contemplarán la riqueza de los fondos marinos y serán aleccionados sobre la importancia de preservar la posidonia, pulmón del mar de Ibiza y Formentera. Este proyecto arrancará en 2021. Uno más.

Inspirado en César Manrique
Eduardo Mayol inició su andadura profesional en la aviación civil y posteriormente presidió la naviera Flebasa (actualmente Baleària). De las Baleares saltó a las Canarias y se quedó prendado de la belleza de Lanzarote, donde posee una casa. Admirador del genial César Manrique, su jardín de cactus le inspiró la idea, mucho más ambiciosa, que hoy ya es realidad: el Ibiza Botánico Biotecnológico, un espacio para la ciencia y el conocimiento, y también para el relax, la conexión con la naturaleza y sus más delicadas flores y plantas. Ha tardado veinte años hasta ver su inauguración, pero ha merecido la pena: «Estamos muy ilusionados, muy orgullosos de este jardín», concluye.

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