Un año más y ya van 18 la arqueóloga ibicenca Carmen Mezquida y su equipo del Museu Arqueològic d'Eivissa están consiguiendo que aprender la historia de las civilizaciones que vivieron en Ibiza muchos siglos antes que nosotros sea algo muy divertido y que la arqueología sea un mundo increíble que descubrir.
Algo que es posible gracias una nueva edición de los talleres de arqueología de verano para niños y jóvenes de distintas edades que se celebran durante los meses de julio y agosto en la Necrópolis de Puig des Molins y en la casa pagesa de Es Porxet, justo enfrente del Observatorio astronómico de Puig des Molins.
Como es habitual, cada semana participa un grupo distinto. En total hay dos para los pequeños que tienen entre 5 y 7 años, ocho para los que tienen entre 8 y 12 años, y otros dos para los más mayores de entre 13 y 18 años.
«Un éxito de participación»
Según explicó ayer por la mañana Carmen Mezquida a Periódico de Ibiza y Formentera este año el taller ha vuelto a ser un éxito de participación, obligando a que desgraciadamente mucha gente se tuviera que quedar en lista de espera. «Es una gran alegría ver como hemos conseguido entre todos que esta actividad se haya consolidado como uno de los grandes clásicos del verano en la ciudad de Ibiza, ver como muchos de los chicos repiten de otras ediciones y como, algunos de los que son más mayores, han decidido estudiar historia después de todo lo que han vivido y descubierto cuando han estado con nosotros».
Según Mezquida, al igual que en las ediciones anteriores «el objetivo es que los participantes conozcan y aprendan de manera divertida cuales son los métodos y técnicas que emplea la arqueología actual para llegar al conocimiento histórico de distintas civilizaciones». Además, «que comprendan cual es el contexto histórico y cultural de la Necrópolis de Puig des Molins, la mejor conservada del Mediterráneo, e incluso la parte del cementerio árabe que hay en uno de sus laterales» o «qué era lo que caracterizaba y hacía diferente a cada uno de los pobladores que han pasado por la isla de Ibiza».
Cada día una civilización
Además, para que sea lo más ameno posible, la arqueóloga ibicenca plantea a los jóvenes participantes estudiar cada día una civilización con actividades enfocadas directamente a ellas.
Esta semana participan unos 25 niños de entre 8 y 12 años que, para conocer a los fenicios, entre otras cosas han elaborado un amuleto y han llevado a cabo uno de sus ritos de iniciación. Para el mundo púnico decoraron con diseños y colores tradicionales de su cultura unos huevos de avestruz creados con molde de escayola de dentista, mientras que hoy miércoles, como es el turno de Roma, entre otras cosas se llevarán a casa una lucerna o lámpara romana que ellos mismos han construido. El jueves será el turno de viajar a la época islámica creando una Mano de Fátima y si hay tiempo se realizará una visita al Yacimiento de Sa Capelleta «donde estaban los arrabales de la ciudad árabe». Finalmente, el viernes concluirá el taller con la entrada al hipogeo y dando un repaso a todo lo aprendido durante la semana.
Además todo ello se ve completado cada semana con las excavaciones simuladas en la casa pagesa de Es Porxet y que es uno de los grandes alicientes de cada edición. No en vano, en ella los jóvenes participantes se convierten en intrépidos arqueólogos gracias al equipo de Carmen Mezquida.
Actividades para los mayores
por otro lado, «y con el fin de hacer aún más atractivo el taller» para los dos grupos de entre 13 y 18 años, este año se han preparado actividades paralelas.
Destacas especialmente una lectura de una obra de teatro de la época griega que además incluye una representación. También hay una campaña de limpieza del hipogeo y conferencias de destacados historiadores o restauradores sobre temas tan interesantes como la relación que hay actualmente entre la restauración de las viviendas tradicionales de Ibiza con la arqueología, en qué consiste y cuales son las distintas fases del trabajo del vidrio o del barro o cómo se lleva a cabo el dibujo arqueológico y cómo es su posterior transformación al mundo de las tres dimensiones.