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Unas tijeras y un peine, «armas» para ayudar a la gente

La novena edición de Peluqueros Solidarios entregó a la Cruz Roja unos 350 kilos de comida, la mitad de lo recolectado en ediciones anteriores a la pandemia

Una chica pela a una señora en el Parque de la Paz durante la jornada organizada ayer. | Arguiñe Escandón

| Ibiza |

Se esperaba quizá más afluencia de gente ayer en el Parque de la Paz en la novena edición de los Peluqueros Solidarios de Ibiza, máxime cuando el año pasado no pudo celebrarse a causa de las restricciones por la pandemia, pero, según observaron varios peluqueros de los allí presentes, parece que los ciudadanos siguen con algo de miedo.

No todos, claro. Ahí había ido, por ejemplo, Laura Tur junto a sus dos hijas, que ya estaban jugando en el parque cuando Periódico de Ibiza y Formentera habló con su madre. Según dijo ella, no era la primera vez que colaboraban en la iniciativa, que venía bien «para ayudar a la gente que más lo necesita» y, de paso, aprovechar para cortarse el pelo.

Aunque, en otras ediciones, se había pedido un donativo de cinco euros por el corte para donar a organizaciones como Cáritas o la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), lo que se intercambió ayer fue comida, con una cantidad siempre en función de las posibilidades de cada uno. De hecho, la Cruz Roja, entidad beneficiaria en esta edición, pidió incluso a la organizadora de la iniciativa, la asociación de vecinos es Clot, que se le cortara el pelo gratuitamente a una persona que no tenía medios para comprar comida. El presidente de la asociación y peluquero jubilado José Manuel Pérez –más conocido como Pepe Pérez– aseguró que no habría problema, puesto que, «en definitiva, el alimento es para quien está en la calle o pidiendo la bolsa de comida de la Cruz Roja».

La jornada de peluquería había comenzado a las 10.00 horas y a las 11.30 llevaban recogidos unos 200 kilos de comida. La música no paraba de sonar en los altavoces y coincidió, en aquel momento, con la canción ‘Mi querida España'. Como no había tanta gente, uno de los miembros de la asociación de vecinos, Manuel Román –un sevillano afincado en Ibiza desde 1973–, aprovechó para pelarse. A cambio, aunque no fuera «nada del otro mundo», según dijo, entregó un par de paquetes de arroz. Cereales, pasta, leche, aceite o zumos figuraban entre los productos más aportados por los colaboradores de la causa.

Con buena música de fondo –'Bienvenidos' en otro momento–, unos diez peluqueros estaban trabajando. Se esperaban tres o cuatro más, pero había algunos en su casa, con síntomas de coronavirus o con fiebre, y otros en cuarentena. Quien sí estaba era José María Calvo, de Barber Shop Ibiza, en la calle Castilla. Casi desde el principio participando, opinó que la iniciativa era «estupenda» para que cada uno colaborara, en la medida de sus posibilidades, con la Cruz Roja, «que hace una labor espectacular». Según explicó, estaba «muy contento» de poder colaborar. «Ayudamos a la gente que lo necesita con nuestras armas, que son las tijeras y los peines», resaltó orgulloso.

Como novedad, a esta edición acudieron dos peluqueros desde Palma de Mallorca. Según indicó uno de ellos, Rafael Rubio, allí están integrados en la federación de peluqueros y, además, tienen un grupo que se llama ‘Tijeras en acción' con el que se dedican a colaborar en distintos actos solidarios, como el de ayer, ya sean de carácter nacional o internacional. Además, también los une «una buena relación personal con los compañeros de Ibiza», apuntó. El otro peluquero mallorquín, Juan Coll, ratificó que este tipo de eventos se realizan con frecuencia en Palma.

Pasado el mediodía, la afluencia continuaba siendo parecida. Eso no desanimaba a los integrantes de la Cruz Roja presentes en el lugar. Como dijo uno de sus voluntarios, Pedro García, la recogida de alimentos para entregar a las personas vulnerables hacía «mucha falta» a la organización, porque «el banco de alimentos está últimamente bastante bajo». Finalmente, recogieron unos 350 kilos, lejos de los entre 500 y 700 kilos que se habían obtenido otros años, pero suficientes para alegrarles la vida por unos días a unas cuantas personas.

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