El pasado viernes, el día 28 de enero, se localizó un ejemplar de cerdo vietnamita (Sus scrofa domesticus) en los alrededores de la finca de Los Naranjos, el término municipal de Santa Eulària. Se trata de un macho castrado de unos «dos o tres años» y de «unos 80 kilos de peso», según calcula Pepe Aranda, director de Can Dog, la empresa que se encarga de la acogida de animales en este municipio. El vecino que localizó y dio parte del animal «se dio un buen susto», relata Aranda. Y es que el aviso a la Policía Local de Santa Eulària fue por el avistamiento de un jabalí. Confusión comprensible dado el tamaño de los colmillos de este ejemplar. Vasilio y Tasio, empleados de Can Dog, fueron los encargados de capturar al animal. Usaron la estrategia habitual para capturar a perros callejeros o abandonados: con un lazo para evitar que se escapen lo dirigieron a una jaula.
Desde entonces, el cerdo vietnamita se encuentra en las instalaciones de la empresa contratada para este tipo de servicios, en un espacio amplio con tres casetas donde refugiarse, a la espera de que aparezcan sus responsables. Sin embargo, Aranda teme que éstos no aparezcan por «miedo a que puedan multarles», en cuyo caso habrá que buscar algún destino adecuado para este animal. «Nosotros preferimos no tenerlo, en el espacio en el que lo tenemos podríamos tener a un grupo de perros», apunta Aranda.
Estas instalaciones conocen bien a esta especie ya que, según su director, albergan a seis o siete cerdos de este tipo al año. «Comen de todo, unos dos kilos de comida diaria, además son muy cariñosos y amigables», explica Aranda mientras el ejemplar porcino se encara al fotógrafo con un gruñido.
Futuro
Las opciones de futuro no son muchas. Según Aranda y la secretaria de dirección de Can Dog, Esther Martínez, la primera y más conveniente pasaría porque «alguien con una licencia de núcleo zoológico se hiciera cargo» del cerdo vietnamita. Se refiere a un espacio que pueda albergar a este tipo de animales. De la segunda opción, el director de Can Dog no quiere ni oír hablar de ella. Sin embargo, Martínez teme con tristeza que «si no tiene documentos y no tiene dueño, el sacrificio del animal podría llegar a ser una opción» si no se llega a otra solución. Para tratar de evitar esta última opción, desde Can Dog ya han lanzado una campaña en las redes sociales para localizar a los propietarios.
La opción de la adopción en principio no se contempla al tratarse de una especie catalogada como invasora. Tal como explica Martínez, «el problema es que la gente se hace con este tipo de animales para hacerse el ‘guay', y no se dan cuenta de que , en realidad, lo que están haciendo es perjudicarlos». Además, hace un llamamiento a la responsabilidad a la hora de adoptar mascotas exóticas: «No son productos que comprar impulsivamente, como si fueran un complemento, por una moda. Son seres con sentimientos». Cabe recordar que esta especie se popularizó como mascota tras la presentación en sociedad del popular Max por parte de su propietario George Clooney.
Por parte de las instituciones, desde la Conselleria balear de Medio Ambiente aseguran que, aún tratándose de una especie catalogada como invasora, se trata de un animal doméstico. Por lo tanto, «la administración responsable es la municipal». Recuerdan que, por el momento, «se trata de encontrar a los propietarios y comprobar que el animal cumple los requisitos para que se pueda mantener como mascota. De no ser así, no podría ser devuelto y la custodia quedaría a cargo de las administraciones municipales».
El Gobierno prohibió la posesión, transporte y comercio del cerdo vietnamita, junto a tres especies de reptiles (la pitón, la tortuga de Florida y el lagarto), incluyendo a estas especies en el catálogo de especies invasoras, mediante un real decreto del pasado 2019. La normativa permitía conservar como mascotas a estas especies si ya se poseían con la condición de comunicarlo antes del 1 de enero de este año.