Desde el 2006 al 2021, el valor medio catastral de los bienes inmuebles de uso residencial se ha duplicado, alcanzando un aumento del 100,76 % y pasando de 47.679,83€ en el año 2006 a 95.723,08€ en el año 2021. Unos datos que ha dado a conocer este jueves el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation para alertar del «grave problema social» que supone el aumento imparable del precio de la vivienda.
En cuanto al valor medio de mercado de la vivienda, según información recogida de la plataforma inmobiliaria idealista.org, la diferencia de precios del año 2020 al 2021 ha supuesto un incremento del 1,6 %, pasando de los 4.896€ por metro cuadrado del 2020 a los 4.974€ en el 2021. Esta cifra supera en un 56 % el coste a nivel balear, y en un 175 % el valor del precio del metro cuadrado a nivel estatal, siendo la cifra media de 1.808.
Señalaron también que del 2020 al 2021, el valor de compra ha subido en todos y cada uno de los municipios de la isla. Encabeza la subida el municipio de Sant Josep, con un 11,7 %, seguido de Santa Eulària con un 11,6 % e Eivissa con un 6,3 %. El aumento en los municipios de Sant Antoni y Sant Joan se da en menor proporción, con un 3,7 % y 2,8 % de variación respectivamente.
Una revisión del valor de compra por municipios durante el 2021 refleja que Sant Joan es el municipio con el valor por metro cuadrado más caro de toda la isla, 6.038€. Le siguen el municipio de Sant Josep con un valor de 5.383€ por metro cuadrado, Santa Eulària, donde el metro cuadrado alcanza los 5.232€, y la ciudad de Ibiza donde el coste es de 5.118€. Por debajo de estos valores, Sant Antoni se revela como el municipio con el menor coste por metro cuadrado, 3.906€.
Itziar Arratibel, coordinadora técnica del Observatorio lamenta esta situación y remarca que «la tendencia en la isla está lejos de cumplir el Objetivo 11 de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y que busca la generación de ciudades inclusivas para el 2030, con una meta concreta de lograr el acceso a vivienda asequible para toda la ciudadanía. El acceso a la vivienda, más que un derecho, se ha convertido en un privilegio».