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Marcus Heinrich Hermanns: «Las Minas de s'Argentera son un laboratorio al aire libre con mucho por aprovechar»

El prestigioso arqueólogo alemán indaga en la historia del patrimonio minero de las Pitiusas en una investigación galardonada con el Premi Vuit d'Agost 2022

El prestigioso arqueólogo alemán Marcus Heinrich Hermanns indaga en la historia del patrimonio minero de las Pitiusas. | ARGUI ESCANDON

| Santa Eulària |

El prestigioso arqueólogo alemán Marcus Heinrich Hermanns (Mönchengladbach, Alemania, 1973) tiene una amplia relación con la arqueología de Ibiza. Presidente de la Societat Arqueològica d'Eivissa i Formentera (SAEF), ha participado y dirigido numerosos proyectos relacionados fundamentalmente con la arqueología subacuática y ha ganado en dos ocasiones el Premi Vuit d'Agost de Investigación del Consell d'Eivissa, la última este año por un trabajo sobre el patrimonio minero de las Islas Pitiusas a lo largo de varios siglos de nuestra historia.

— Ganó su primer Vuit d'Agost en 2018 y ahora vuelve a repetir. ¿Cómo surge la idea de este nuevo proyecto?
— Todo se remonta a 2010 cuando estaba realizando la carta arqueológica del litoral de Ibiza y encontré dos lingotes de plomo en un pecio en el norte de la isla. Algo que no era muy habitual en aquel momento y que me llevó a interesarme por posibles rutas comerciales que pasaran por Ibiza y Formentera.

— ¿Y por qué estudiar el patrimonio minero?
— Porque una vez descubrí la importancia de las Pitiusas en estas rutas comerciales quise estudiar cómo era la infraestructura portuaria y costera que servía de apoyo y sus recursos mineros. Aportar datos para la interpretación y reconstrucción de nuestra historia económica dando un paso más allá de la ganadería o la agricultura que empleaban nuestros antepasados y de la que cada conocemos más gracias a franjas de cultivo que ya estamos encontrando en lugares que hasta ahora no imaginábamos.

El arqueologo alemán ayer por la mañana en la iglesia de Jesús. Foto: Arguiñe Escandón

— ¿De qué estamos hablando realmente?
— De saber de dónde venían ciertos objetos o productos como las ánforas que se usaban para transportar en barcos lo que aquí se generaba. Ya sabemos que había un barrio alfarero en la propia Ibiza y en los alrededores pero no de dónde venía la arcilla. Lo mismo sucede con materiales de construcción más allá de la piedra marés tradicional de Ibiza o con las salinas de las que aún hay mucho en lo que profundizar para entender su origen y su evolución.

— ¿Qué períodos abarca su investigación?
— Varios siglos. Por ejemplo, ya se tiene constancia de explotación de S'Argentera en época fenicia, no porque haya huellas de acción al estar éstas en negativo en la roca sino por huellas isotópicas encontrada en el yacimiento fenicio de Sa Caleta y que coinciden con otras minas de Cartagena.

— ¿Hasta cuánto nos tenemos que remontar?
— Tenemos cerámicas que probablemente pertenezcan a una fase de época tardo púnica y después hay restos de época árabe, de época medieval tras la conquista catalana y más modernos. Algo que nos habla de una explotación intermitente en el tiempo y de cómo se iban adaptando aprovechando los escoriales y residuos metalúrgicos de épocas anteriores.

— ¿Cuánto tiempo lleva investigando esto?
— Bastante porque he entrado en la arqueominería que, como en el caso de la arqueología submarina, es muy multidisciplinar. He colaborado con el Museo de Minería Alemana de Bochum y la experiencia ha sido muy positiva.

— Estamos hablando de una rama relativamente desconocida…
— Es cierto. Ha comenzado a desarrollarse en los últimos decenios y aún así apenas lo ofrecen en su currículum universidades que se encuentran cerca de cuencas mineras.

— ¿No cree que en Ibiza daría mucho juego?
— Lo mismo que la arqueometría que podría ayudarnos a estudiar mejor la sedimentología del Pla de Sant Jordi y su evolución y para conocer si los estanques de Ses Salines han aumentado o como se extraía la sal.

Marcus Heinrich Hermanns se muestra partidario de apostar por un turismo cultural sostenible a través de nuestros yacimientos arqueológicos. Foto: Arguiñe Escandón

— ¿Es cierto que Ibiza y Formentera fueron un referente comercial durante siglos?
— Sin duda. Siempre fueron un punto estratégico clave al hacer de puente entre la Península y Mallorca y Menorca. Además, éramos un punto de avituallamiento obligatorio debido a las corrientes circulares en contra del sentido de las agujas del reloj del Mediterráneo y nuestro régimen de vientos. También nos beneficiaba tener una bahía grande en el este y otra en el oeste, la de Ibiza y la Portmany, y puntos de aguada que eran cruciales. Éramos un punto de entrada básico entre el Mediterráneo y el Mar Ibérico o Balear.

— Algo que ha dejado huella…
— Claro porque no solo fuimos un punto de distribución en las rutas comerciales y marítimas sino también un lugar que generaba muchos productos aunque en el caso de la arcilla para las ánforas ésta se importaba ya que solo tenemos constancia de una arcillera en la isla.

— ¿Es por eso que productos de las Pitiusas de época púnica se han encontrado hasta en el norte de España?
— Sí porque se mandaban cargamentos por la costa levantina y tierra adentro pero no solo con elementos propios sino con cerámica redistribuida llegada desde el norte de África, Cartago o Sicilia.

— ¿Todo esto no sería bueno que lo conocieran los estudiantes?
— Creo que sería muy positivo. Estaría encantado porque la arqueología tiene muchos aspectos interesantes. Además, siempre he defendido que las minas de s'Argentera son un laboratorio histórico a cielo abierto que se debería conocer mucho más por todo lo que aporta a nuestra historia y nuestro medio ambiente. Además, una cosa es el trabajo de aula y la otra verlo en primera persona y al aire libre.

— ¿Y fomentar estos yacimientos como otra forma de hacer turismo?
— Sería bueno como turismo cultural sostenible. En el caso de s'Argentera además está en una zona con muchas posibilidades, entre Sant Carles, Santa Eulària, Es Canar y Las Dalias.

— ¿Museizarlo?
— Bastaría con señalizarlo y catalogarlo para que todo el mundo lo pueda interpretar sin necesidad de ser un arqueólogo o un experto en historia. Señalar los puntos de aguada o logística de los que antes hemos hablado y que había en Es Puetó o en S'Estanyol con un cartel que incluya una explicación y un código QR que enlace con la página web de Cultura y Patrimonio del Consell d'Eivissa y con otros puntos cercanos o parecidos.

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