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Vivienda

Un guardia civil destinado a Ibiza: «Es vergonzoso decirlo pero vivo en una furgoneta»

Jorge es el guardia civil que vive en una furgoneta y se asea entre el gimnasio o bien repone agua y se asea en un descampado en la furgoneta

Imagen de archivo de un cuartel de la Guardia Civil en Ibiza. | Archivo

| Ibiza | |

La asociación Independientes Guardia Civil se sumó este martes a las denuncias de otros colectivos y lamentó la problemática residencial que en lugares como Ibiza afecta a numerosos agentes del Cuerpo. Dicha asociación criticó el «total abandono» que sienten ahora mismo estos efectivos ante una situación que no para de agravarse. El colectivo manifestó que los agentes reciben «como un castigo» ser destinados a Baleares y, en especial, a la isla de Ibiza. «Es una pena, pero para estos efectivos supone un castigo. Para la mayoría de guardias civiles, el hecho de que les destinen a las islas significa sufrir un tremendo golpe de mala suerte», advirtió Sara Molina de Independientes Guardia Civil.

La causa de estas palabras no es el trabajo en sí, sino la falta de vivienda que ha llevado a un agente en prácticas que desempeña su función en el aeropuerto de Ibiza a vivir en una furgoneta y a tener que ducharse en un gimnasio. «Es muy triste tener un trabajo y vivir en estas condiciones, más habiendo edificios que se podrían acondicionar», afirmó Molina. «Todo el mundo sabe que los alquileres son una problemática por los precios actuales y la poca oferta. Por tanto, venir a Ibiza es un auténtico problema y nadie quiere venir a trabajar. Es la última opción. Muchas veces a los agentes les toca vivir en furgonetas o campings, con lo que eso conlleva», explicó.

El propio guardia civil, que se llama Jorge, ha hablado con la Cadena Ser para contar cómo es su día a día: «Los alquileres son inviables para nuestro sueldo, es imposible. Estamos hablando de una habitación con cama de 90 cm por unos 700-800 euros». Tras decidir vivir en una furgoneta, tiene que organizarse para poder comer y ducharse: «He llegado a asearme en un gimnasio porque he ido a preguntar y me lo cedieron pero por vergüenza no he vuelto a ir. Repongo el agua de una gasolinera —que he dado con una que no me cobra porque hay algunas que sí— y después me busco un descampado, para asearme en la furgoneta».

Lo cierto es que estos efectivos explicaron que en invierno deben dedicar más de la mitad de su sueldo a pagar un alquiler que, en la mayoría de casos, solo podrán disfrutar entre los meses de octubre y mayo, fuera de la temporada alta. Al mismo tiempo, el hecho de pedir por adelantado el pago de toda una temporada les complica cada vez más su estancia en la isla. «Vives siempre con la incertidumbre de qué vas a hacer en verano; dónde vas a vivir», lamentó el colectivo, quien expresó además que el alto coste de la vida en Baleares es otro problema añadido.

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