El hotelero Pedro Matutes Barceló, propietario del Teatro Pereyra, fue el protagonista ayer del programa Bona nit Pitiüses de la TEF. Matutes, más acostumbrado a abrir hoteles tanto en Ibiza como lejos de la isla, reconoció que inaugurar un teatro «ha sido especial, una aventura. Lo he pasado fatal pero también ha sido divertido. He tenido que aprender y escuchar mucho a gente que sabe de teatro».
Las primeras impresiones que le llegan al empresario tras el ‘renacimiento' del Pereyra son muy positivas. «Lo que veo y detecto es entusiasmo en los vecinos de la Marina. En la vida había tenido tal cantidad de felicitaciones no la había tenido en la vida», señaló Matutes.
El propietario del Pereyra explicó que, a pesar de que su teatro «no es el Liceu ni el Teatro Real», han tratado de darle «un nivel y una excelencia por encima de teatros de la misma época». En este sentido, han dotado al Pereyra de elementos escenográficos que pocos teatros en Balears tienen, como plataformas móviles que permiten que su «modesto escenario» pueda ampliarse o que la platea pueda bascular y las 256 butacas que ahora mismo están guardadas bajo el suelo puedan colocarse de cara al escenario disfrutar de una película o una obra de teatro como mirando al centro para, por ejemplo, disfrutar de una pasarela de moda. «Esto no es producto de la virtud sino que no sabíamos qué hacer. Lo único que teníamos claro es que queríamos que fuera lo más polivalente posible», apuntó Pedro Matutes.
Verano e invierno
El Teatro Pereyra tendrá dos programaciones claramente diferenciadas. Por una parte, en verano, «una oferta artística muy compleja, global e inédita en Ibiza» de la que se encargará Nacho Cano con su espectáculo ‘Ibiza Hippy Heaven'. «Nacho Cano concibe el espectáculo como una experiencia que dura toda la noche», explicó ayer Matutes, quien destacó que la música en vivo estará siempre muy presente. «No queremos convertirnos en un local de ocio como los que ya hay. Queremos ser diferentes: somos un teatro y queremos comportarnos como un teatro», dijo su propietario.
En invierno, en cambio, «queremos que haya un poco de todo: cine, canto lírico, teatro, conciertos… Ahora estamos trabajando en esta programación un poco más tranquilos». En este sentido, Matutes invitó a los ibicencos a que «nos presenten ideas, porque queremos que la gente sienta el teatro como suyo».
Sobre el director musical del Teatro Pereyra, Nacho Cano, Pedro Matutes dijo de él que es «es una persona tremendamente detallista y trabajadora. A cualquier hora te llama. Vive para la creación. Es muy perfeccionista y esto se refleja en el espectáculo, que es su visión personal de la evolución de la isla desde la llegada de los hippies».
Matutes detalló que más de un centenar de personas trabajarán en el Teatro Pereyra este verano y que cualquier ibicenco tendrá la oportunidad de ver el espectáculo ‘Ibiza hippy heaven'. El empresario señaló que en el show creado por Nacho Cano trabajan más de 40 personas y que llevan seis meses de creación, por lo que «no puede ser barato». Sin embargo, para Matutes es «una cuestión de principios» que los ibicencos tengan una «opción asequible». En este sentido, se podrá ver el espectáculo «de cinco horas y media con músicos y bailarines por 50 euros con una copa incluida» desde El Gallinero, «que es una ubicación fantástica. Es una oferta imbatible».
Matutes explicó que «en verano queremos que los números salgan y no tenernos que preocupar tanto en invierno para hacer actividades para el residente y con precios para todo el mundo».
Revulsivo para el barrio
Pedro Matutes, que vive junto al Teatro Pereyra puede ser «un centro de atracción» y un «revulsivo» para el barrio de la Marina. «Soy hijo de la Marina, todos mis antepasados lo son. Yo he decidido vivir allí teniendo opciones de hacerlo en otros sitios. Sé lo que es el barrio, no me tienen que explicar lo que pasa en invierno. Si podemos hacer cosas, aunque no sean rentables pero generen actividad en la zona, es bueno para el barrio y puede ser un revulsivo».
El propietario del Teatro Pereyra explicó que para la remodelación del edificio no han contado con ninguna ayuda pública. «Hemos sido fiel a la tradición: el Pereyra se creó sin dinero público. Fue una ilusión colectiva a la que se sumó mucha gente».
Tras 17 años desde que se inició la reforma, Matutes confesó que llegó a pensar que no la acabaría él sino alguno de sus hijos. Para Matutes, la rehabilitación del Teatro Pereyra es el proyecto «más singular y que más me ha tocado internamente, en el sentido que es un legado familiar. Me considero un privilegiado de poder haberlo hecho yo. Ha sido algo especial. Ahora tenemos 125 años más para amortizarlo», sentencia con humor.