El Consell de Ibiza valoran positivamente el impacto económico que el turismo de cruceros tiene sobre la isla, con un gasto de más de 17 millones de euros por parte de los cruceristas que bajaron del crucero y visitaron la isla en 2023. Sin embargo, reclaman al sector un esfuerzo en cuento a su impacto medioambiental. «Se tiene que pedir al sector, y nos consta que son conscientes de ello, que apuesten por sistemas que hagan más sostenible su transporte, y a Autoridad Portuaria que lo facilite», señalan desde el Consell de Ibiza.
En este sentido, desde la institución ibicenca instan a las compañías de cruceros a que «estudien alternativas a la manera de funcionar actual, como evitar tener los motores encendidos durante su estancia en el puerto».
Orden en el desembarco
Desde el Consell de Ibiza también reclaman al sector que continúa coordinándose con Autoridad Portuaria «para que haya un desembarco ordenado de pasajeros que no colapse el puerto ni las entradas a la ciudad». Yañaden que «es necesario» que la APB «tome medidas para evitar la coincidencia de dos o más grandes cruceros en la ciudad, como ahora pasa en días concretos».
El Ayuntamiento de Ibiza, por su parte, destacan que los cruceristas es un tipo de turismo «que visita la ciudad, que recorre sobre todo su parte amurallada, sus museos, y que en su gran mayoría, y salvo excursiones puntuales programadas, permanece en el municipio y disfruta de nuestro patrimonio, nuestro comercio y nuestra gastronomía», provocando «un retorno muy positivo a nuestra ciudad en términos de impacto económico y favorece que se nos conozca, precisamente, por nuestro patrimonio, cultura y gastronomía».
Desde Can Botino añaden que «todo el mundo es bienvenido a la ciudad de Ibiza» y que el número de cruceristas que puede recibir la ciudad «es aquel que permita darles una buena acogida en la ciudad a nivel de infraestructuras, transporte y servicios públicos. Eso es lo que les hará disfrutar de una buena experiencia en la ciudad, y también permitirá que nuestros vecinos y comerciantes puedan atenderles y convivir de forma respetuosa y fluida».
Por esta razón, piden al vicepresidente insular Mariano Juan que como representante en el consejo de administración de la APB «se mantenga ese límite en la coincidencia de cruceros en un máximo de dos al día» y recuerdan su «máxima disposición y coordinación para favorecer un correcto tránsito desde es Botafoc hacia la ciudad a través del transporte público».
Pimeef
El presidente de la Pimeef, Alfonso Rojo, también destacó el incremento del gasto de los cruceristas en Ibiza. Un tipo de turista que «ya no es de alto standing, sino que se ha democratizado. Antes era más elitista, ahora ha crecido el número de cruceristas».
Alfonso Rojo recuerda que desde la patronal «siempre hemos abogado por tener un buen control y flujo de los cruceristas que llegan en estancias cortas». En este sentido, destaca que «el trabajo que se ha realizado con el City Boat para llevar a los turistas al centro de la ciudad. Ha sido una medida que ha dado resultado y que ha supuesto que los cruceristas visiten nuestros comercios y nuestros restaurantes».
El presidente de la Pimeef también es partidario de «no dejar que desembarquen 5.000 personas a la vez. Primero, porque antes no teníamos una instalación adecuada y, segundo, tampoco tenemos la capacidad para manejarlo». Por este motivo, considera que escalonar la llegada de cruceros al puerto de Ibiza «es positivo y el crucerista se lleva una imagen positiva al no estar media hora esperando al sol». Rojo insiste en que lo ideal sería que en los muelles de es Botafoc «no se junten tres cruceros y que no haya días sin ninguno. Es lo que le pedimos a las compañías de cruceros para que los que los cruceristas tengan visita adecuada y no lleguen a un sitio masificado y que no puedan disfrutar».
Ibiza tiene inversiones mucho más importantes y urgentes que acometer que gastar un solo euro en facilitar que 10.000 personas puedan vagar por nuestras calles al mismo tiempo, Para comprarse una camiseta y un llavero, y en el mejor de los casos tomarse una cerveza (o veinticinco), y marchar de nuevo. Alguien debería plantearlo a los beneficiarios de la caótica situación actual. En Mallorca y en Menorca ya lo regularon no hace mucho, mientras en Ibiza, como siempre y en todo, no se ha hecho nada.