Concejal de Comercio y Mercados en Vila, Álex Minchiotti (Barcelona, 1973) es un histórico del PP ibicenco. Siempre ha estado detrás del telón, volcado en ese trabajo interno que necesitan los partidos para poder funcionar y, sobre todo, ganar elecciones. Discreto al máximo, Minchiotti está ahora mismo volcado en la dinamización de las zonas comerciales de la ciudad. No es extraño verlo por Vila hablando con unos y otros, reuniéndose con las asociaciones o buscando nuevas ideas para sacar adelante una ciudad que, asegura, había entrado en «la decadencia» con los gobiernos del socialista Rafa Ruiz.
En el último pleno celebrado en Can Botino, Minchiotti se destapó, además, como un político con tablas al que no amedrentan los cada vez más inexplicables arranques de los socialistas. Tiene claro que Ruiz y los suyos viven inmersos en la frustración y solo les pide que no conviertan en ideología aquello que es pura gestión.
—Está usted muy volcado en eso que llaman la dinamización de las calles de la ciudad.
—Sí, el comercio local, minorista, tradicional, es el que da vida a los barrios, el que mantiene viva la ciudad. Este es un proyecto que el alcalde, Rafa Triguero, tiene muy claro y es lo que vamos a potenciar. Queremos dinamizar la calle, darles vida. La idea es hacer ferias, actividades en cada barrio, para que la gente tenga un incentivo para salir. Las diferentes asociaciones de comerciantes y vecinos lo que nos han comentado es que, en general, quieren campañas de dinamización, que la gente salga a pasear y a ver sus comercios. Y es lo que estamos haciendo.
—Con respecto al invierno pasado, ¿qué novedades habrá?
—Yo cogí el testigo de mi antecesora, Laura Planells, y lo que estoy haciendo ahora es potenciar esa línea de dinamización. Tenemos un calendario de ferias y actividades en las diferentes plazas. Hoy (este domingo) hacemos una fiesta en es Pratet porque acabamos las obras y la plaza es nueva. Hay que darle uso. Y es lo que iremos haciendo por toda la ciudad, sobre todo en invierno. Y aprovechamos fechas clave como Halloween o Navidad. Vamos a potenciar más el concurso de escaparates porque en Halloween comprobamos que esto gustaba mucho, generaba expectación y ambiente y los comercios notaban ese punto de atracción que da un buen escaparate.
—¿Estas celebraciones están destinadas a permanecer?
—Sí, queremos hacer una rotación y, cuando acabe el invierno, haber pasado por todos los barrios de la ciudad.
—Usted tiene como objetivo revitalizar el comercio en La Marina. ¿Cuáles son hoy los obstáculos?
—El tema de La Marina más que obstáculos es que, por ejemplo, el Ayuntamiento necesita la competencia para hacer cosas. Le hablo de la primera línea marítima, que ahora estamos negociando con la APB para que, más pronto que tarde, podamos gestionar nosotros esta zona de terrazas de la fachada marítima. Eso nos permitirá poder hacer muchas cosas. Podremos potenciar mercadillos, hacer ferias… Ahora mismo, todo eso necesita de unos trámites con la APB que retrasan mucho hacer cualquier cosa. Estamos hablando con las asociaciones de comerciantes y vecinos de la zona para elaborar un programa de actividades. Nos piden lo mismo que las demás, que hagamos actividades que dinamicen esas zonas. Queremos, además, aumentar los meses en que esos establecimientos puedan abrir.
—¿Cómo es que las ordenanzas municipales no estaban actualizadas desde hacía años?
—Esto es un tema muy importante. Ha sido una sorpresa no muy agradable. Ahora hemos actualizado los precios y hemos aplicado mejores mecanismos de control y orden. Además, hemos incluido supuestos que se dan hoy en día y que no estaban contemplados. Para desestacionalizar, hemos incluido un incentivo para aquellos locales que abran más de nueve meses y una penalización para los que abran menos. Estamos utilizando todos los instrumentos que tenemos a nuestro alcance para intentar que haya vida en invierno y no solo en verano.
—¿Y todo de acuerdo con las asociaciones?
—Sí. Uno de nuestros objetivos como equipo de gobierno, y mío concretamente, es intentar hacer realidad las sugerencias de los vecinos y comerciantes. Ellos son los que conocen, los que saben qué necesidades tienen. Nosotros vamos de su mano. Hay un orden de prioridades, sí. Lo primero que nos han pedido todos es que, más que subvenciones o ayudas, necesitan dinamización porque las calles se estaban muriendo. Nos hemos encontrado con que Ibiza tenía una serie de problemas que se resumen en el inicio de un declive importante. No se solucionaban los problemas y la gente no tenía ganas de salir a pasear o a tardear porque no había oferta, no había un incentivo.
—Ya hay que hacerlo mal para que en una ciudad como Ibiza se llegue a esa situación.
—Es que hay zonas, sobre todo las no turísticas, que se estaban deteriorando muy rápidamente. Son, además, las zonas en las que está el comercio local, el tradicional. Es lo que estaba pasando en Ibiza Centro. Allí tenían una necesidad muy importante de atraer a gente. El turista allí no llega y tenemos que hacer un especial esfuerzo en campañas de dinamización. Por otro lado, me sorprende que, desde que yo soy concejal, he visto cómo la oposición no acepta este análisis que nos transmiten las asociaciones sobre la realidad de la ciudad. Y, no solo no lo aceptan, sino que, además, no colaboran ni apoyan con su voto en los plenos. Nosotros presentamos iniciativas que son positivas para la ciudadanía en general y que no son políticas. Pero estamos recibiendo pocos apoyos y, en general, nos encontramos con un voto en contra. Es algo que no podemos entender. Comprendemos, eso sí, que cuando un equipo de gobierno se va dejando más problemas de los que encontró, tiene que causar frustración. Pero lo que nosotros les pedimos es que no proyecten esa frustración hacia el ciudadano, que no tiene ninguna culpa. A nosotros nos gustaría una oposición más en positivo y responsable.
—En los plenos lo que se ve es una oposición muy centrada en criticar a todos los que no son de su cuerda.
—El 90% de sus votos es en contra o de abstención. Cuando tú llevas a pleno alguna cosa con connotaciones políticas, esta actitud es comprensible. Pero es que no votan a favor ni de la actualización de las ordenanzas, que es una cosa objetiva, hecha por los técnicos. Hemos actualizado unos precios que ellos no habían revisado en ocho años. No tenemos una oposición constructiva y eso es una lástima. Nosotros vamos a seguir adelante pero nos parece que están haciendo pagar a los ciudadanos algo de lo que no tienen culpa. Es algo que no entendemos.
—Pero ustedes no necesitan su apoyo.
—No, pero el sentido del voto del que está en la oposición es también importante para el que gobierna. Se habla de llegar a acuerdos o de negociar pero no es así. Nos gustaría que aquello que es más técnico y no tan político no tuviera ese voto en contra. Da la impresión de que tienen una cierta frustración que les obliga a estar peleados con todo el mundo.
—Se acerca la Navidad y es una época importante para los comercios. ¿Qué expectativas le trasladan los comerciantes?
—Hay una ilusión que ya se empezó a gestar con Halloween, que fue muy bien. Luego con la Feria de Stocks sucedió lo mismo. Por cierto, este años hemos batido el récord de participación de todas las ediciones. La feria fue muy bien para los comercios, que liquidaron su producto después de temporada, y fue muy bien para la gente, que pudo comprar cosas a precios de liquidación de stock. Para Navidad nos han pedido que sigamos esta línea, que creemos ambiente, que incentivemos escaparates bonitos y que dinamicemos. Vamos a contratar empresas para esta dinamización, para montar talleres en las calles… Además, aunque no sea mi departamento, vamos a mejorar la iluminación navideña para que llegue a más calles. Vamos a intentar cumplir con esas expectativas.
—¿Cómo afectan hoy a los comercios de Ibiza plataformas como Shein o Amazon?
—Mucho. No podemos competir contra eso y un ayuntamiento no puede cerrar esas plataformas. Pero lo que sí podemos hacer es ayudar al comercio a que se actualice y tenga determinadas herramientas para competir. Estas plataformas no crean valor como el servicio o la atención al cliente y los comercios tradicionales sí. Pero muchos de estos comercios necesitan también actualizarse en lo que a digitalización se refiere. Ahora estamos negociando con el Consell y las patronales para intentar esas actualizaciones.
—Pero Vila logró en la pasada legislatura fondos Next Generation para esa digitalización de los comercios. ¿Qué pasó con este proyecto?
—En su momento no se hizo gran cosa. O no se vendió bien o no interesó. Ahora lo vamos a intentar recuperarlo. Ya tenemos una serie de proyectos en preparación porque hay una nueva convocatoria de los Next Generation.
—¿Se perdió el dinero entonces?
—Lo desconozco. La realidad es que hay muchos comercios que no están digitalizados y nos piden un esfuerzo en ese sentido. Con la nueva convocatoria de fondos europeos, ya hemos preparado cosas como la Agenda Urbana, la documentación necesaria para concurrir… Lo que tenemos claro es que vamos a aprovechar cualquier tipo de ayuda, autonómica, estatal o europea, para poder mejorar el comercio.
—¿Han recuperado ya la normalidad los comerciantes de Isidor Macabich?
—Se están recuperando pero no del todo. Nos piden revitalización y dinamización porque las obras han quitado mucho tráfico, eso es verdad, pero también mucho aparcamiento y a la gente le cuesta pasear por el centro. Esto, además, afecta también al Mercat Nou, que ha visto una bajada en el flujo de gente.
—Usted también está volcando esfuerzos en el tema de la ocupación de la vía pública.
—Sí, esta temporada hemos tenido 507 expedientes de autorización. Es un volumen muy importante. Con la actualización de las ordenanzas, tenemos más medios para controlar las ampliaciones de terraza no permitidas. Este verano hemos puesto 21 sanciones a terrazas que no tenían ningún tipo de autorización. De cara a la temporada de 2025 el reto será controlar a aquellos que ocupan más espacio. Y por eso hemos actualizado las ordenanzas. En estos últimos ocho años no se hizo apenas nada. Yo no sé qué objetivos tenían a nivel político. Y, cuando llegas al pleno y ves que no te apoyan, es incomprensible porque esto no es política. Esto es gestión.
—Son coherentes. No lo hicieron cuando gobernaban, ¿por qué esperar que lo apoyen ahora desde la oposición?
—Es cierto. Pero es una lástima.
—Mucha gente piensa que ese gobierno, el de Rafa Ruiz, tenía como objetivo degradar Vila.
—Ruiz perdió el contacto con la gente. Era un gobierno que yo creo que no estaba informado y que no sentía los problemas de la calle. Vila estaba en un claro retroceso. Mientras ellos gobernaban, la decadencia se fue instalando en muchos ámbitos de actuación. Yo trabajaba entonces como profesor, veía esta situación y me daba mucha pena. Cuando el alcalde Triguero me llamó para participar me hizo mucha ilusión y por eso he vuelto a la política. Para hacer cosas. Ahora tenemos que recuperar el tiempo perdido en cuanto a ordenar y, después, hacer cosas nuevas. Pero piense que nos hemos pasado más de un año en el que hemos iniciado cosas de nuestro programa electoral pero, a la vez, hemos tenido que estar resolviendo otras que habían quedado pendientes de la legislatura anterior. Somos conscientes de que esto nos está retrasando la puesta en práctica de nuestro programa electoral. Pero hay que hacerlo.
—Se lo tendrá que explicar al PSOE y a Podemos en el próximo pleno. En el anterior, fue usted contundente a la hora de desmontar sus argumentos y, además, en catalán, que es algo que parece que les duele más.
—Yo sé que ellos valoran mucho el catalán y a mí no me importa hacerlo en catalán (risas). Pero lo hacemos todo en catalán y castellano. A ver, en la oposición no tienen por qué hacer propuestas pero, insisto, deberían ser constructivos con las propuestas que estamos haciendo. ¡Es que ni siquiera habían actualizado las tasas por instalación de cajeros automáticos después de ocho años! Las entidades bancarias estaban pagando 400 euros por cajero. Era muy rentable para estos bancos cerrar sucursales y dejar dos máquinas. Nosotros hemos triplicado la tasa y la hemos situado en la media nacional. Y ese dinero se utilizará para ayudar a colectivos en como el de mayores para lo relacionado con lo digital.
—¿Por qué cree que pasaba esto?
—Cuando uno no actualiza ni eso, la idea que surge es la de la dejadez. Había una dejadez absoluta, se hacían cosas a capricho de cada concejal pero no se abordaban los problemas esenciales, que se han ido agrandando y agravando. Por eso nosotros hemos tenido que hipotecar el inicio de esta legislatura actualizando cosas que eran simplemente técnicas.
—El Mercat Pagès se va a instalar al final en el bulevar Abel Matutes. ¿Por qué esa ubicación?
—Está en una situación muy precaria. Durante la anterior legislatura, tampoco se hizo absolutamente nada. Ahora mismo solo quedan dos paradas. Y el propietario de una de ellas está a punto de jubilarse. Ibiza tiene que tener un mercado pagès. Una de las prioridades de este Ayuntamiento es ceder terrenos al IBAVI para la construcción de VPO. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano. Entonces, cedemos al Ibavi el solar donde está ahora el Mercat Pagès y lo trasladamos al bulevar. Entendemos que este mercado ha de estar más en contacto con la gente. Vamos a aprovechar la Navidad para darle un impulso. Y queremos ampliarlo porque está en mínimos. Ha de estar en la calle y en una zona peatonal porque es lo que se merece.
—¿Y qué pasa con el Mercat Vell?
—Es un edificio que requiere de una reforma para coger impulso. Tenemos ya el proyecto y lo conocen los vecinos y los paradistas. Se dará a conocer en breve. Las obras empezarán antes de final de año y el objetivo es que este mercado esté reformado para la temporada de 2025. Mientras duren las obras, los paradistas se instalarán en la Plaça Sota Vila. Estarán a pie de muralla, que es un sitio emblemático. Ya está todo pactado con ellos. Les gusta la ubicación y tienen los servicios que necesitan. Tanto ellos como el Mercat Pagès estarán en sus nuevas ubicaciones en breve.
—¿Cuándo veremos movimiento en sa Peixateria?
—Este es un proyecto que lleva Actividades pero es un proyecto que va de la mano del del Mercat Vell. La idea es que las obras también estén en marcha en breve. Será un centro polivalente y social.
—El nuevo Mercat Nou es uno de los proyectos estrella de la legislatura. ¿En qué situación está?
—Ahora mismo se está haciendo el estudio de viabilidad económica. Es lo previo para poder hacer el proyecto y sacarlo a licitación. El objetivo es que aquello se convierta en un centro de atracción para la gente y, sobre todo, para disfrute de los vecinos. Además, ha de solucionar el problema de aparcamiento. El edificio actual del Mercat Nou ha faltado también mantenimiento durante ocho años. No se ha hecho lo que se tenía que hacer. Esto se ve sobre todo en el parking, que tiene problemas estructurales. Es un edificio que no se puede reformar. Con el nuevo edificio, por otro lado, se buscará otra filosofía de mercado, como la que vemos en las grandes ciudades. No es solo paradas que venden productos sino que tienen otras ofertas como la gastronómica, la creación de ambiente por la tarde… Se trata de que sea un centro de reunión de los vecinos, que es algo que ahora no sucede.
—Eso es lo que se pretendía hacer en sa Peixateria y ustedes no lo mantuvieron.
—Sí, pero es que nosotros pensamos que para eso hacen falta unas instalaciones más grandes. Un espacio que dé cabida a toda esta oferta de la que le hablo. No es solo un mercado tradicional. Además, tiene que ser un espacio rodeado de zonas verdes, con aparcamiento… Esto sí que los ingenieros lo han podido cuadrar en la zona del Mercat Nou, cosa que no sucedía en la de sa Peixateria.
—¿Qué pasará con el actual edificio del mercado?
—Se derribará y el espacio quedará para zonas verdes y parque infantil. De todos modos, este es nuestro proyecto más ambicioso y, en cuanto a financiación, el más importante de la legislatura. Se irá a muchos millones de euros. El objetivo es empezarlo esta legislatura porque lleva una tramitación larga.
—En su concejalía son fundamentales las acciones de dinamización, como ya ha dicho en la entrevista. Pero, ¿cuáles son ahora mismo las más llamativas?
—Una de las más destacadas es la Ruta de los Comercios Emblemáticos. Es importante porque en la anterior legislatura se quedó como idea. A través del Govern, que es el que otorga el título de comercio emblemático, nosotros lo hemos puesto en práctica. Hemos empezado con nueve. Es una ruta que incluirán los guías turísticos en sus itinerarios. Y también estamos preparando con los colegios excursiones en invierno a estos comercios para que los alumnos los conozcan. Ahora mismo tenemos 25 solicitudes más enviadas al Govern para lograr ese reconocimiento. Es un proyecto muy positivo, que también tiene que ver con la promoción del turismo cultural y gastronómico. Si podemos conseguir una buena red de establecimientos, será muy importante.
—Comercialmente hablando, una zona que ha cambiado mucho es la de ses Figueretes. Salvando las distancias, sería nuestro pequeño Lavapiés.
—Cierto. Los barrios más periféricos, Ca n’Escandell, Platja d’en Bossa y ses Figueretes, nos han pedido que, igual que hacemos proyectos como el del tardeo en otras zonas de la ciudad, las hagamos allí. Son zonas que son más de temporada pero se están animando a participar.
—Sí pero yo le hablo de que la multiculturalidad que hay en aquel barrio se refleja también en su red de comercios. Hay mucha más vida hoy allí gracias a esto. ¿Qué le piden estos comerciantes al Ayuntamiento?
—Es un atractivo y es una oferta más dentro de la ciudad. Es verdad que el barrio está sobreviviendo gracias a esta actividad. Los comerciantes marroquíes, por ejemplo, me han pedido participar en las actividades e integrarse. Estoy a la espera de que sean ellos los que me hagan propuestas, como hace el resto de comerciantes de la ciudad.