Alicia Bocuñano tuerce el gesto al hacer cuentas. «Ya llevo más de un año viviendo en la caravana». Esta ibicenca se vio obligada a instalarse en una en febrero de 2024 tras cuatro años compartiendo distintos pisos con su hijo.
«Cada uno de los sitios en los que vivimos fue una mala experiencia y, después de la última, decidí comprarme la caravana. Además, cuando vas con un niño te ponen pegas para alquilar. A los propietarios les asusta que dejes de pagar y no puedan echarte. Al final, acabamos pagando justos por pecadores», explica Bocuñano, que vivió en el terreno de Can Rova hasta su desalojo.
«Es verdad que Toni se aprovechó desde el principio, pero luego se le fue de las manos y se le llenó de gente que se aprovechó de él y que, al final, se ha ido de rositas», dice Alicia sobre el propietario del terreno desalojado el pasado 31 de julio, que enfrenta una multa de cerca de tres millones de euros.
«Dolor, tristeza y rabia» es como describe Bocuñano el desalojo que sufrió junto a cientos de personas. «Es un día que no se me olvidará jamás, me dejó marcada», afirma, con los ojos humedecidos. «¡Tanta agresividad y tan poca humanidad!».
Traslado a es Gorg
Ese mismo día, Alicia trasladó su caravana al parking de es Gorg, donde sigue viviendo nueve meses después. «Aquí vinimos algunos de los que estábamos en Can Rova, pero la mayoría se estableció en Can Rova 2, donde siguen a día de hoy», explica. Pese a la distancia, mantiene la amistad con sus antiguos vecinos.
«Aquí me ocupo de mi hijo durante todo el día. Voy a por él al cole, comemos juntos, juega al fútbol al lado de la caravana y, cuando cae la tarde, le llevo a dormir a casa de su padre», cuenta sobre su relación con su hijo de 11 años. Sin embargo, le preocupa que «vayan a venir los de Menores a controlarme».
«La mayoría trabajamos»
El parking de es Gorg se ha convertido en una comunidad de caravanas, donde «en las últimas semanas no para de llegar gente». Alicia insiste en que «la gran mayoría de los que vivimos aquí somos trabajadores». Señalando con el dedo distintas furgonetas y autocaravanas, enumera los oficios de sus vecinos: «Ese de allí es capitán de barco, el de al lado, mecánico; en esa caravana vive una pareja: él trabaja en el taxi y ella en el Centro de Salud de Sant Antoni; esas dos mujeres trabajan en la limpieza, como tantas otras».
«Entre las más de 100 caravanas que puede haber aquí, apenas unas ocho personas están ahora mismo sin trabajo», añade.
La situación de Alicia la ha convertido en uno de los rostros visibles de la crisis de vivienda en Ibiza. Su historia ha llegado a programas de televisión nacional como La Sexta Xplica. «Estoy muy agradecida por que me hayan dado la oportunidad de dar voz al problema que tenemos en Ibiza y por escucharme y volcarse conmigo», comenta.
En este programa denunció los numerosos intentos de estafa que ha sufrido buscando vivienda. «Con el último de hace unos días, ya van seis intentos de estafa», contó en televisión. El último intento fue una oferta en redes sociales: un piso de 36 metros cuadrados por 460 euros al mes. En la conversación con el supuesto arrendador, éste le pidió 120 euros por la reserva de la visita, justificando que «se encuentra fuera de la isla por motivos profesionales».
Cambio de planes
La crisis de vivienda ha hecho que Alicia se plantee dejar la isla. «Estaba convencida de marcharme de Ibiza al terminar la temporada, pero mi hijo no quiere irse, así que he cambiado de opinión. De aquí no me marcho».
Su nuevo plan pasa por seguir buscando una vivienda digna. «Además de mi trabajo como taxista, en unos días me incorporo a otro trabajo, a ver si consigo ganar lo suficiente para poder permitirme un piso», concluye.
LoloLas familias viven donde les sale de las narices. O deben llevarlos de la mano por qué no tienen los ovarios y huevos suficientemente gordos pa largarse?