El bullicio en las calles de Ibiza este viernes tenía un motivo, y es que a media mañana estaba prevista la llegada de dos cruceros al puerto de la ciudad. Por un lado, el MSC Orchestra, con cerca de 3.000 pasajeros a bordo, y por otro el Silver Whisper, más pequeño y exclusivo, pero igualmente repleto de turistas deseando aprovechar sus escasas horas en tierra firme.
Pocas horas en la isla
Desde primera hora, el centro de la ciudad comenzó a llenarse de visitantes recién desembarcados, muchos de ellos sin planes definidos, pero con ganas de explorar. Entre ellos, varias familias gallegas que embarcaron en Barcelona y este viernes hacían su primera parada en la isla. Una de las viajeras, Juana, contaba entre risas que han venido tres generaciones. «Hemos hecho 50 años de casados y como regalo he invitado a mis hijos y a mis nietos al crucero. Así que imagínate, somos una tropa», decía.
Después de una fiesta ibicenca a bordo la noche anterior, la mayoría del grupo había optado por quedarse descansando en el barco. «Muchos siguen durmiendo, los jóvenes sobre todo», bromeaba su amiga Loli mientras paseaban por Dalt Vila. «Hoy queremos aprovechar para ir a ver alguna cala, pero con calma. Galicia tiene playas preciosas, así que estamos acostumbrados a este tipo de paisajes, aunque sí queremos ver el ambiente», decían.
En general, contaban que no han gastado demasiado durante la escala. «Ya bastante he gastado pagando el viaje de todos, así que ahora en tierra vamos con el bolsillo más apretado», confesaba Juana, que reconocía haber comprado solo un pequeño recuerdo. «Comemos en el barco», añadía.
Paseo por la ciudad
En el restaurante Cevitxef, Víctor confirmaba que la llegada de cruceros como estos se nota en el volumen de clientes. «A partir de la una y hasta las tres esto se llena mucho más. Se nota que hay más extranjeros, y más movimiento en general. No es una avalancha, pero sí cambia el ritmo del día», explicaba desde la barra. También en los comercios, como la tienda Khalifa, lo perciben. Sara, una de las dependientas, explicaba que tienen un listado con los días en los que llegan cruceros para poder anticiparse. «Hoy al ser viernes lo notamos mucho. Hay más gente paseando, preguntando precios, mirando cositas. No es que preparemos la tienda de forma distinta, pero al menos vamos con otra mentalidad».
Lilia y Luis acababan de bajar del autobús que les acerca al centro. Aún no tenían planes, aunque como era su primera visita a la isla de momento pretendían dar una vuelta por Dalt Vila.
Por el centro también paseaban Diego, Elena, Jorge y Pablo, una familia de Zaragoza que hacía su primera visita a la isla. «Teníamos la imagen de que Ibiza era solo fiesta, pero nos han dicho que también tiene zonas muy bonitas para visitar en familia, así que hemos querido conocer un poco de todo», contaba Elena. Su idea para la jornada era recorrer Dalt Vila por la mañana y, si el tiempo lo permitía, acercarse a alguna playa por la tarde. «Tenemos hasta las once de la noche, así que hay margen», añadía Diego.
Primera visita
Una de las voces más entusiastas era la de Carmen, una pasajera que viajaba sola y que se mostraba encantada con su primera visita a la isla. «He recorrido medio mundo sola. Mi familia no quiere viajar, pero yo sí. He estado en Alaska, en el Polo Norte, y ahora por fin en Ibiza», contaba sentada en un petril del casco histórico. «Me parece muy bonita, me gustaría estar más tiempo. Me he tomado un café, he comprado un libro y quiero subir hasta el castillo antes de volver al barco» contaba.
Aunque muchos de los turistas pasaban solo unas horas en tierra, la presencia de los cruceros se hizo notar en el centro de Ibiza. Algunos se movieron por libre, otros contrataron excursiones o se aventuraron a improvisar su recorrido por el casco antiguo.
Si vienen ricos k no se ke, si viene gente normal, k no se cuanto... Pero yo no veo a esos k critican plantando patatas o haciendo algo para atraer otro tipo de turismo. Bueno si, el de patera va viento en popa.