La relación entre salud mental, consumo de sustancias y exclusión social fue el eje de una de las ponencias más destacadas de las II Jornadas Insulares de Sinhogarismo Cada pieza cuenta, organizadas por Cruz Roja en Ibiza. Bajo el título Patología dual: la importancia del modelo social en la recuperación, el psiquiatra de la Unidad de Patología Dual del Hospital Can Misses, Álvaro Palma, advirtió de que aproximadamente el 50 % de las personas que viven en la calle podrían presentar un diagnóstico de patología dual, es decir, la coexistencia de un trastorno mental y un trastorno por consumo de sustancias.
Al respecto, citó un estudio realizado en Avilés, considerado una referencia en España sobre este fenómeno. «La variabilidad depende del tipo de estudio y de los criterios que se utilicen, pero lo que muestran todos los datos es que la salud mental y las adicciones están estrechamente ligadas al sinhogarismo», añadió. El psiquiatra también explicó que, entre las personas con trastornos por uso de sustancias, la prevalencia de otro trastorno mental es de aproximadamente el 50 %, lo que incluye desde depresiones y trastornos de ansiedad hasta esquizofrenia o estrés postraumático.
«Estos diagnósticos son muy frecuentes, y cuando se combinan con el consumo de drogas o alcohol, las dificultades para la recuperación se multiplican», indicó. Palma también precisó que los trastornos de salud mental graves «pueden abordarse de forma eficaz en las fases agudas», gracias a los avances farmacológicos y terapéuticos, «pero a partir de ahí, las cosas se complican». «Los psiquiatras nos apañamos bastante bien en las fases agudas, pero cuando llega la fase crónica o cuando entran en juego factores sociales – como la falta de vivienda, trabajo o apoyo familiar –, el tratamiento se vuelve mucho más complejo», afirmó, subrayando que los factores de riesgo que conducen al sinhogarismo son, en muchos casos, los mismos que predisponen a desarrollar un trastorno mental grave.
«Cuando llega la fase crónica o cuando entran en juego factores sociales – como la falta de vivienda, trabajo o apoyo familiar –, el tratamiento se vuelve mucho más complejo», Álvaro Palma, psiquiatra de la Unidad de Patología Dual del Hospital Can Misses.
Factores de riesgo
Entre ellos mencionó la pobreza extrema, los traumas en la infancia, el abuso físico o sexual, la violencia doméstica, la pérdida de la custodia de los padres, el paso por prisión, la estancia en centros de acogida o la falta de trabajo. Todos esos elementos, explicó, se repiten tanto en los estudios sobre exclusión habitacional como en los de salud mental.
«Por eso, cuando vemos a una persona en la calle, muchas veces detrás hay una historia de trauma, de abuso, de precariedad y de desarraigo social», agregó, destacando también el papel que desempeña el modelo social en el proceso de recuperación.
«Durante años se ha abordado la enfermedad mental como un problema biológico, centrado en el cerebro de la persona, pero hoy sabemos que hay que mirar también los factores psicológicos y sociales. No podemos entender la patología dual sin tener en cuenta el entorno, el contexto vital y los determinantes sociales», sostuvo. En su intervención, Palma repasó la evolución del abordaje de las adicciones en las últimas décadas. «Históricamente, en los años 70 y 80 predominó un enfoque prohibicionista, basado en la idea de que si se prohibía el consumo de sustancias, los problemas desaparecerían. No solo no ocurrió así, sino que el prohibicionismo generó otros problemas», señaló.
A partir de los años 90, agregó, se produjo un cambio de paradigma hacia la reducción de daños, centrada en minimizar los efectos negativos del consumo. Posteriormente, subrayó, se ha avanzado hacia la gestión de riesgos y beneficios, reconociendo que no todos los consumos son iguales ni producen el mismo daño. El especialista subrayó otro cambio importante en la visión de la salud mental: pasar de un modelo centrado en la curación a un enfoque orientado a la recuperación y la funcionalidad.
Durante su ponencia, Palma repasó las hipótesis biológicas de los trastornos mentales y las adicciones, como las alteraciones en los neurotransmisores dopamina o serotonina, pero insistió en que el cerebro no puede entenderse sin el contexto social. «Cada persona tiene un cerebro distinto, igual que un cuerpo distinto. Si sólo miramos la biología, corremos el riesgo de perder de vista la historia, las experiencias y las condiciones de vida que explican el sufrimiento psicológico», afirmó.
Al respecto, el psiquiatra señaló que en muchos casos las adicciones tienen su raíz en problemas de apego o traumas no resueltos. «Todas las personas tenemos vivencias traumáticas, pero hay determinados traumas que, por su intensidad o repetición, acaban produciendo un daño psicológico y biológico», explicó, insistiendo en que garantizar una vivienda estable es esencial para cualquier proceso de recuperación.
Totalmente de acuerdo. Pero mientra USA, no vuelva a cambia en el enfoque de las personas que padecen un trastorno mental, no creo que cambie nada. No tendría que ser así, pero la UE, va a remolque de lo que hace USA. En los 80 dijo: "todos a la calle", y Europa Occidental, hizo lo mismo. Ya he comentado varias veces, que estas personas, suelen estar trastornadas y que pueden ser peligrosos. Su estructura mental es muy débil. Han construido un discurso para explicar su situación, pero en cuanto se les hace cualquier observación se desarman intelectualmente, y acuden a la violencia. Mucho cuidado al interactuar con ellos, para intentar ayudar, por ejemplo. Y también digo siempre, que es una vergüenza que como sociedad, no podamos solucionar este drama silencioso, que acontece ante nuestros ojos, y que culmina de tanto en tanto, con que "otro sin hogar, ha sido hallado muerto".