El equipo de Xarxa Posidònia ha concluido recientemente las labores de campo anuales en su estación de monitoreo de Cala Gració. Durante esta expedición, se instaló un registrador de temperatura del agua en la estación principal, a seis metros de profundidad. Este dispositivo, financiado por Salvem sa Badia de Portmany, permitirá el seguimiento continuo de la temperatura marina y la evaluación de la pradera de posidonia.
Las inmersiones programadas en los dos puntos de la estación de monitoreo de Cala Gració sufrieron aplazamientos previos debido a condiciones meteorológicas adversas, como la dana Alice y otras tormentas que redujeron la visibilidad. Ante la inseguridad, la expedición se realizó exclusivamente con tres buceadores científicos, prescindiendo de la participación de voluntarios. Entre ellos se encontraba la bióloga Elena Burgos, coordinadora del proyecto.
La elección de instalar el termómetro registrador a seis metros de profundidad responde a que, a este nivel, el agua es más propensa a experimentar aumentos de temperatura por el calentamiento del Mediterráneo. Adicionalmente, el equipo instaló un segundo termómetro a 15 metros para recabar datos comparativos que serán analizados el próximo año.
Foto: Álvaro Almagro
Durante las inmersiones, los buceadores documentaron la presencia de residuos como botellas de plástico y neumáticos, junto con avistamientos de ejemplares de nacra espinosa (Pinna rudis). Asimismo, se registró una floración de Posidonia oceánica en cada estación, un hecho que la bióloga Elena Burgos calificó de «muy anecdótico».
Concluidas estas labores de campo, que complementan las efectuadas en septiembre en Cala Bassa con voluntarios, el equipo de Xarxa Posidònia se enfoca ahora en el procesamiento de los datos recopilados. El objetivo es extraer conclusiones para el informe anual, previsto para el próximo año. La expedición contó con el apoyo logístico de Arenal Diving, contratada por Salvem sa Badia para el servicio de embarcación y préstamo de equipo de buceo.