A mediados del pasado mes de noviembre, la asociación de empresarios de Cala de Bou Bahía Negocis emitía un tajante y duro comunicado público pidiendo la intervención del Ayuntamiento de Sant Josep para tratar de evitar lo que califican como «pueblo fantasma». En dicho escrito se solicitaba al Consistorio josepí acometer una serie de inversiones económicas para solventar el «deterioro urbano» de la zona y otorgar a esta un «sentido de pueblo», que no existe a día de hoy en Cala de Bou, según afirmaron.
Sobre este comunicado, y las necesidades de este núcleo urbano, que no ha parado de crecer poblacionalmente a lo largo de los últimos años, ha hablado con Periódico de Ibiza y Formentera el coordinador de la plataforma, Chris Langley. «Llevamos años quejando del estado de la zona. Estamos intentando que tenga mayor mantenimiento y más seguridad, pero no ha habido suerte hasta el momento», asegura Langley en declaraciones a este rotativo.
El coordinador de esta asociación que representa a todo tipo de negocios de Cala de Bou, desde bares hasta farmacias y que son en torno a medio centenar, asegura que estas denuncias las trasladaron en su momento al equipo de gobierno del Ayuntamiento, en aquel entonces del PSOE. En la campaña preelectoral encontraron una serie de compromisos por parte del PP josepí para la zona. Después de más de dos años de gobierno de Vicent Roig y su equipo, «no se ha hecho nada que sea visible por el momento», expone Langley.
Una de las grandes quejas de la asociación tiene que ver con el estado de la red de alcantarillado, que precisamente fue una de las promesas que se les hicieron desde el actual equipo de gobierno, según afirma el coordinador de Bahía Negocis. Y es que cada verano se producen casos de vertidos en la bahía de Cala de Bou, que pueden llegar a obligar a cerrar las playas. Este mismo año se han producido vertidos, por ejemplo, el 11 de abril, que obligó a cerrar la playa d’en Xinxó o el 29 de julio, que obligó al cierre de la Cala de s’Estanyol.
Foto: Jésica López
Es por ello que, desde la asociación destacan «las graves y persistentes deficiencias en la red de saneamiento, solicitando intervención prioritaria. La red obsoleta genera vertidos de aguas residuales a la costa, dañando el ecosistema». Es por ello por lo que piden soluciones, tanto en el corto plazo para acometer la renovación de tuberías críticas y limpieza preventiva, como en el largo plazo, que consistiría en un «estudio de viabilidad para la reubicación del sistema de saneamiento fuera de la línea de costa».
‘Fer poble’
Para Langley, una de las grandes carencias de Cala de Bou es, precisamente, esa identidad de pueblo que tanto caracteriza a otras parroquias del municipio de Sant Josep. «No tenemos una plaza, un parque u otros elementos que nos identifiquen como un pueblo como puede pasar en Sant Jordi. Se trata más bien de un lugar que existe como zona dormitorio o para los turistas. Somos más de 12.000 personas viviendo aquí, merecemos que existan esos servicios», afirma con rotundidad.
Además de esos servicios y una mejora de un mobiliario urbano, que está «muy descuidado y en mal estado», Langley también solicita al Consistorio josepí que se realicen iniciativas para incentivar ese espíritu de pueblo, como puede ser la instalación de un mercado artesanal en la avenida principal de la zona, a semejanza del que se instala durante los sábados de la temporada estival en el núcleo urbano de Sant Josep.
Foto: Jésica López
Directamente relacionado con esa inexistente esencia de pueblo está que Cala de Bou solo tenga viva su actividad comercial durante los meses de temporada veraniega. «Nos dicen que podemos mantenernos abiertos, pero no existe ningún incentivo para ello», defiende el coordinador de Bahía Negocis, quien pide ayudas en materia de impuestos por parte del Consistorio para aquellos negocios que estén abiertos los 12 meses «para generar un ambiente positivo». Y es que precisamente ese cierre, propio de la época invernal, repercute directamente en la sensación de seguridad «con los comercios cerrados hay menos luz, menos gente en la calle».
Seguridad vial y ciudadana
La seguridad vial es otro de los grandes puntos que afectan a Cala de Bou. Durante este verano se han tenido que lamentar dos víctimas mortales como consecuencia de atropellos en la zona, el primero un turista alicantino de 62 años, a mediados de mayo, y el segundo a principios de septiembre, que terminó con la vida de una joven turista británica.
A este respecto, la única medida emprendida por el consistorio josepí ha sido instalar unas señales de 29 kilómetros por hora «para llamar la atención de los conductores», según el propio Consistorio. Unas medidas que quedan muy lejos de la petición que realizan desde Bahía Negocis, que solicitan que se adecúe la estructura urbana y vial a la realidad de la zona con su tránsito de vehículos actual.
Otro clásico de las quejas de la zona es el de la estructura abandonada de Punta Xinxó, que durante la temporada turística se convierte en un asentamiento. Con el caso tratándose en la vía judicial para decretar el final de obra son cada vez más las personas que viven en esa estructura inacabada, afectando a la convivencia con los vecinos. Aunque Langley no quiere criminalizar a esas personas que viven en esa situación, asegura que el Ayuntamiento de Sant Josep debería emprender «alguna medida» para que esta estructura abandonada no afecte a la imagen de la zona.
Ante todas estas solicitudes y peticiones planteadas directamente al Ayutantamiento de Sant Josep, este rotativo se ha dirigido al equipo de gobierno para reflejar en este reportaje su respuesta. El alcalde, Vicent Roig, asegura que todo lo que tenía que hablar desde el Ayuntamiento «se hizo en las reuniones que mantuvimos con ellos».
Le disteis la mayoría para gobernar al cretino de Vicente Roig para disfrutar lo votado.