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Las ruinas de sa Tanca vuelven a convertirse en un foco de delincuencia

Seis de los «residentes» de lo que queda de la antigua discoteca de Sant Antoni han sido detenidos en los últimos días por robos en el municipio

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Al menos seis sospechosos que frecuentaban o residían en las ruinas de lo que era la sala de fiestas sa Tanca de Sant Antoni han sido detenidos en los últimos días por su presunta relación con distintos delitos que han sido objeto de actuaciones policiales. Todo indica que el número de indigentes que ha encontrado albergue entre lo que queda de sa Tanca ha aumentado de forma considerable, en un hecho que suele ser habitual con el anticipo de la temporada turística y al que no se halla solución pese a que esta situación suele ir parejo a un incremento de la delincuencia.

Como se recordará, una de las personas que el verano pasado se alojaba en este lugar será juzgada el próximo mes por la Audiencia en Eivissa acusada de asesinato en grado de tentativa. El fiscal le pide siete años de cárcel por apuñalar supuestamente en repetidas ocasiones y con ánimo premeditado de matar a otro indigente con el que discutió.

Cuatro de los sospechosos de loa última oleada, en concreto, fueron detenidos de una tacada la semana pasada tras confluir sobre ellos claros indicios sobre su presunta implicación en dos robos ocurridos en oficinas de Sant Antoni, una de una constructora, y en la que los ladrones se apoderaron, entre otros artículos, de equipos informáticos que han podido ser recuperados por la Guardia Civil, hechos de los que ya se informó brevemente. Un quinto «okupa» de sa Tanca, de nacionalidad rusa, ha sido vinculado en más de una ocasión a hechos delictivos ocurridos en la zona de sa Sant Antoni, entre ellos la sustracción de material de una ambulancia de un centro médico de esta localidad.

Ramón R.A., Jerónimo L.S., Oscar V.R. y Raúl R.S. fueron los cuatro detenidos tras la investigación de la Guardia Civil para esclarecer al menos el robo en dos oficinas. Los ladrones, en este caso, también se apoderaron, además del material informático, de tarjetas de crédito. Al parecer, con ellas lograron realizar compras en tiendas de Eivissa después de colocar el dinero plástico gracias a que en los establecimientos que visitaron no se les pidió el DNI.

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