La Audiencia ha resuelto por el momento con una condena de un año de cárcel lo que hasta ahora se ha podido enjuiciar en el proceso que se lleva contra una banda alemana que sustraía embarcaciones para luego venderlas en Eivissa y Mallorca con distinto nombre y apariencia. A la organización, que dio sus primeros pasos en las Pitiüses ahora hace doce años, se le atribuyen un total de 17 robos. Siete de sus 'operaciones' las realizaron en Eivissa. El tribunal tiene pendiente poder juzgar a los dos principales encausados, dos alemanes que se hayan en busca y captura desde el pasado mes de marzo, mes en el que se tenían que haber presentado a juicio.
Así, con penas en juego sumadas de hasta 45 años de prisión para las cinco personas acusadas, sólo se ha podido sentar en el banquillo a tres de los acusados. De estos tres, sólo Rudolf H. ha sido condenado a un año de prisión y al pago de una multa de 3.005 euros por la comisión de un delito de receptación. Rudolf H. por contra, fue absuelto de los cargos de estafa al igual que ocurrió con otros dos imputados durante el juicio, que respondían por su presunta relación en la aceptación consentida de barcos robados.
La red fue desmantelada tras una investigación de la Guardia Civil en toda Balears y tras un proceso de recogida de datos que abarcó hasta doce años atrás, fecha del primer robo que se descubrió. Esta ha sido hasta la fecha la operación policial más importante que se ha llevado a cabo en las Islas contra este tipo de delitos.
Las pesquisas del instituto armado dilucidaron que Wolfgang K., el principal encausado junto con Frank P., comenzaron su andadura en Eivissa tras conocer a un especialista alemán en reparaciones de barcos. Tras una serie de 'golpes', se montó una empresa en Mallorca que daba salida a las embarcaciones sustraídas tras camuflarlas oportunamente y dotarlas de nueva documentación. Cuatro de los yates fueron precisamente robados entre 1990 y 1995 de los puertos de Santa Eulària, Sant Antoni, Ibiza Nueva y Marina Botafoch.