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La investigación por la muerte de la bailarina confirma la ausencia de un móvil criminal

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Los últimos pasos dados por la Guardia Civil en la investigación que se abrió anteayer tras fallecer en Sant Antoni una bailarina californiana que se precipitó al vació de un balcón de la calle Balanzat también confirman la ausencia de indicios criminales en esta muerte. Dicha posibilidad, aún no descartada plenamente, se llegó a barajar en un principio después de que se encontraran contradicciones en las primeras declaraciones que realizaron los dos jóvenes británicos, un galés y el otro inglés, que vivían con la fallecida. Ambos, como ya informó este periódico, quedaron en libertad a última hora de la tarde del miércoles después de que los interrogatorios que realizó el equipo de Policía Judicial sirvieran para descartar, de momento, su implicación directa en la caída sufrida por Chanta Jean Linnebaugh, de 25 años y natural del estado norteamericano de California.

La autopsia realizada a la víctima, que al parecer también disfrutaba de la nacionalidad colombiana, tampoco ha arrojado ningún dato que haga levantar nuevas hipótesis. La joven americana, que sufría una depresión y que había trabajado en discotecas y ahora frecuentaba clubes de alterne, falleció por las lesiones craneales que padeció en la caída. La Guardia Civil igualmente, a fin de completar el atestado, ha tomado declaración a cerca de una decena de personas que directa e indirectamente podían aportar datos sobre lo sucedido.

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