Entre un gran despliegue de seguridad, ayer se celebró en la Audiencia Provincial de Palma el juicio contra los cinco jóvenes italianos que fueron detenidos en Eivissa en julio de 2003 en posesión del mayor alijo de éxtasis incautado en Balears: 235.000 pastillas, valoradas en 2,4 millones de euros. Los cinco detenidos llegaron en dos coches de la policía y escoltados por una decena de agentes fuertemente armados, que se apostaron tanto a las puertas del calabozo como a la entrada de la Audiencia Provincial.
Los cinco jóvenes detenidos proceden de Nápoles y la investigación policial les relaciona directamente con la «camorra», el grupo mafioso radicado en la zona de Nápoles. De hecho, su detención se produjo en el transcurso de la denominada operación «Salamandra», iniciada para investigar el asentamiento de grupos criminales organizados en Eivissa. Según indicó ayer el instructor del caso, las investigaciones les llevaron a sospechar de uno de los acusados, Salvatore D., quien había participado en la apertura de dos negocios en el Port de Eivissa. A partir de entonces comenzó un seguimiento que fue «muy complicado» debido a las propias medidas de seguridad que éste tomaba. Los agentes descubrieron que Salvatore D. tenía alquilada la finca de «Can Cellaras», ubicada en una zona de muy difícil acceso.
Las Fuerzas de Seguridad decidieron entonces establecer el dispositivo de vigilancia desde un monte cercano, observando que durante varias noches se producía un extraño trasiego en el jardín de la finca, del que escuchaban sonidos «metálicos». Al cabo de dos días de acecho, los agentes entraron en el domicilio y detuvieron a los cinco acusados, hallando la mayor parte de la droga en dos cajas enterradas bajo unos naranjos. En total, la policía intervino 235.000 pastillas de éxtasis y medio kilo de cocaína. El juicio duró apenas una hora y media, ya que antes del mismo los abogados defensores y el fiscal acordaron una sustancial rebaja de la condena para los cinco acusados. Antes de la celebración el fiscal solicitaba 13 años de prisión para cuatro de los cinco acusados y 20 años para Salvatore S., a quien se consideraba como el líder del grupo. Sin embargo, las partes acordaron una pena de nueve años para cada uno de los acusados, eliminando el agravante de pertenencia a organización. Al final del juicio, los acusados se levantaron en su turno y pidieron perdón.