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Japón vive su mayor tragedia ferroviaria con casi 60 muertos

Más de 440 heridos se contabilizaron entre cinco de los siete vagones siniestrados

EFE-TOKYO
Al menos 57 personas murieron y 440 resultaron heridas al descarrilar ayer un tren y empotrarse contra un inmueble en la provincia de Hyogo, suroeste de Japón, en la peor tragedia ferroviaria sufrida por este país en las últimas décadas.

Las primeras investigaciones apuntan a que la causa del siniestro puede haber sido el exceso de velocidad, pero no se descarta que un objeto sobre las vías pudiera haber desencadenado la catástrofe. El convoy expreso de la línea Fukuchiyama, perteneciente a la compañía Japan Railways West (JR West), se salió de las vías a las 09.18 horas (00.18 GMT) en una curva a su paso por la localidad de Amagasaki, situada a 400 kilómetros al oeste de Tokio. Cinco de sus siete vagones, en los que viajaban 580 personas, volcaron, colisionaron con violencia entre sí y se precipitaron contra los pisos bajos de un edificio de viviendas de ocho plantas situado a seis metros de las vías. Un automóvil, que según parece se hallaba aparcado, también fue arrollado por el tren y resultó destrozado. Tatsuya Akasi, que salió ileso del accidente, declaró a la cadena de televisión NHK que «de repente» salió «disparado de su asiento» y cuando se levantó vio «muchas personas ensangrentadas, amontonadas, que parecían graves».

En un principio se pensó que sólo un vagón se había estrellado contra los bajos del inmueble de ocho pisos, pero horas después del suceso los bomberos indicaron que había otro incrustado en la estructura de la casa. Horas después del accidente, en ese oculto amasijo de hierros, fueron localizadas con vida cuatro personas, pero los equipos de rescate señalaron que dentro podría haber más viajeros atrapados. Ante la magnitud de la tarea los equipos de rescate recibieron ayuda de soldados de la fuerzas de Auto Defensa, como se conoce en Japón a su ejército. Otro de los supervivientes señaló también a la NHK que poco antes del descarrilamiento miró su reloj y se dio cuenta de que el tren marchaba con un ligero retraso, por lo que opinó que el siniestro se pudo producir por las prisas para recuperar el tiempo perdido.

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