Una broma de bar acabó en tragedia en la noche del 22 de julio de 2008. Un vecino de Sant Agustí izó a pulso a un conocido suyo, entonces de 60 años y 80 kilos de peso, cuando ambos coincidieron en la barra de un bar de esta parroquia. Según la acusación, lo empujó entonces, para continuar la broma, contra una máquina de extracción de muñecos. Fue un lance desafortunado. La víctima se golpeó en el cuello con el mango de la tragaperras sufriendo una fractura y luxación en las cervicales que le ha dejado postrado en una silla de ruedas.
El bromista tuvo que sentarse ayer en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa como sospechoso de un presunto delito de lesiones por imprudencia. La acusación particular, que considera que todo se debió a una bravuconada del sospechoso por demostrar su fuerza, pide dos años de prisión (un año el fiscal) y una indemnización de 374.259 euros.
«Pensé que me quería sentar encima de la máquina después de que me hubiera cogido por las costillas y levantado. Al caer, ya no me pude mover», explicó el afectado ante la juez Martina Rodríguez.
El acusado, por su parte, aseguró que se limitó a izarlo y que al bajarlo, sin que hubiera ningún golpe, éste se desvaneció. «Empezamos a decir que se cae, que se cae y luego ya no pudimos hacer nada», contó éste. Luego, tras incorporar a la víctima y servírsele una copa de vino, se hizo patente la gravedad de su situación.
Dos especialistas en neurocirugía declararon ayer en este juicio. Para uno está claro que el golpe con la máquina causó la lesión. Para el otro, pudo haber algún mal congénito u otra dolencia que facilitó ésta. La vista oral continuará el próximo día 28 para que puedan declarar más testigos.