Juan Ribas, de 56 años de edad, pasó ayer por los Juzgados de Eivissa como acusado de un delito de quebrantamiento de la orden de alejamiento que tenía hacia su exmujer, Josefa Roig, y por la que se enfrenta a una pena de un año de cárcel.
Prefirió acogerse a su derecho a no declarar y no dijo ni una palabra a la jueza Martina Rodríguez, a la representante del Ministerio Fiscal ni al abogado encargado de su defensa.
Sin embargo, sí quiso hacer declaraciones, a través de su sobrina, para aclarar «el calvario» que ha vivido desde que fue acusado de ser el responsable de la muerte de su exesposa, Josefa Roig, el pasado 28 de junio de 2012 en su casa de Sant Jordi.
Según confirmó el titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Eivissa, Juan Carlos Torres, la causa que había abierta contra él por maltrato físico y homicidio «fue sobreseída de forma provisional el pasado 6 de agosto tras no encontrarse pruebas que relacionaran la muerte de Josefa con un acto voluntario».
Según Torres, se llevó a cabo una investigación «diaria y profunda por parte del juzgado, hablando con todos los testigos posibles», pero finalmente ni la Guardia Civil ni los análisis forenses pudieron confirmar nada. Entonces, se le retiraron los cargos y Ribas fue puesto en libertad tras pagar una fianza de 6.000 euros y permanecer en prisión algo más de un mes.
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