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Ferré contra el destino

El empresario Fernando Ferré Cardó en mayo de 2010, cuando agentes de la Agencia Tributaria y del Cuerpo Nacional de Policía irrumpieron en las oficinas de GPS. | Marco Torres

| Eivissa |

La Justicia es lenta, pero, finalmente, el día señalado suele llegar y a Fenando Ferré, que se creía inmune a toda acción humana, le ha llegado el momento de arrostrar su destino. Desde el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal numero 2 de Eivissa el dueño del Grupo Playa Sol (GPS) tendrá que escuchar las cuestiones que le formularán las acusaciones. Podrá no responder, pero tendrá que escuchar. Y las cuatro acusaciones (Fiscalía Anticorrupción, Abogacía del Estado, Comunidad Autónoma y CCOO -UGT, en el último momento, decidió retirarse-) le tienen preparadas muchas preguntas, tantas y tan graves que harán de éste uno de los juicios por fraude fiscal más importantes de la historia de España.

Del relato de sus travesuras fiscales, perennemente presuntas, se desprende que Ferré ha de ser un hombre frío. Del relato de sus abusos a sus trabajadores, también presuntos, se desprende que es un explotador. Y de su trato con la prensa, que es un fanfarrón. Cuando hace unos quince años la Federación Hotelera pitiusa comenzó a dar la voz de alarma, la prensa local comenzó a hacerse preguntas sobre el personaje, que respondió con amenazas. Nada le importaba en este mundo porque estaba enfermo de cáncer, decía entonces, así que ándense ustedes con cuidado que voy para allá con una escopeta. No es que asustara demasiado con sus alardes, pero así se las gasta, y da una idea del trato que puede dispensar a sus subordinados. Ahora, con una petición de cárcel de 81 años -tiene 69- y todo su patrimonio embargado para cubrir la fianza civil que se le exige, que supera los 48 millones de euros, va algo más suave.

Según Gabriel Garcías, su abogado, Ferré está «preocupado y abatido», aunque «tranquilo de conciencia». De hecho, su abogado ha anunciado que Ferré es inocente. De salud, dice Garcías, está «delicado».

«Tiene casi 70 años, camina con cierta dificultad, ha tenido pequeñas embolias y ha estado ingresado por asuntos circulatorios», señaló el letrado. No obstante, «no va a impedir la celebración del juicio», añadió su defensor. La posibilidad de que el lunes, primer día de juicio, se pueda sentir indispuesto es una hipótesis que se valora como posible en el medio judicial.

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