El acusado de degollar a su expareja tras colarse en su domicilio de Sant Jordi en julio de 2015, para quien las acusaciones piden 12 años de cárcel, ha admitido este lunes ante un jurado que aquella noche la mató y ante la pregunta de por qué lo hizo ha dicho: «No sé por qué, me lo he preguntado muchas veces».
Ante la admisión de los hechos por parte del acusado, las acusaciones y la defensa han alcanzado un acuerdo en este caso que se juzga ante un jurado.
La fiscal y los letrados que representan a los padres de la víctima piden una condena de 10 años por homicidio y 2 por allanamiento de morada, así como que se le prohíba residir en Sant Jordi durante 11 años.
Para fijar las penas que solicitan han tenido en cuanta la circunstancia agravante de parentesco, porque acusado y víctima fueron pareja, y la atenuante de reparación del daño porque ha indemnizado a los padres con 50.000 euros.
La madre de la joven fallecida, que ha declarado como testigo, ha relatado que aquella noche estuvo en casa de su hija con ella hasta las once de la noche antes de bajar a su propia casa, en la planta de abajo del mismo edificio. Se fue a dormir, hasta que un ruido en el piso de arriba la despertó.
«A las 4 y cinco me desperté de un ruido muy fuerte, oí que pateaban encima de la cama muy fuerte. Oí también unos gemidos, como un grito ahogado pero muy fuerte, porque tenía la ventana abierta y ella también, oí gemidos muy fuertes. Me alarmé y la llame por teléfono y al no contestarme, cogí las llaves y subí», ha relatado.
Una vez en casa de su hija, la encontró en el suelo de su dormitorio bocabajo, inerte, y vio a su exnovio tumbado a su lado, con un brazo sobre la espalda de la joven.
«Fui a mi hija, la toqué por los muslos y le pregunté 'Gema, ¿qué te ha pasado? Al no tener respuesta le miré la cara, vi que tenía los ojos cerrados y la boca cerrada y entonces vi un charco de sangre grande. Entonces me asusté y bajé a coger el móvil», ha explicado.
La mujer, que fue quien llamó a emergencias para pedir una ambulancia, ha contado que su hija y el agresor habían roto su relación sentimental hacía unos meses, después de ser pareja durante unos 3 años, y ella le había reclamado las copias de las llaves que tenía y que él le devolvió.