La Audiencia Provincial de Toledo ha condenado a 5 años menos un día al hombre que en octubre de 2015 roció con gasolina a su mujer en Corral de Almaguer (Toledo), la cual le exculpó durante el juicio afirmando que se había «exagerado mucho».
Durante la vista oral, celebrada el pasado 7 de marzo, el fiscal mantuvo la pena de 8 años de cárcel, aunque, con carácter alternativo, pidió un año de cárcel por un delito de amenazas y pidió que no se inclinase la balanza a favor del acusado, pese a las exculpaciones formuladas tanto por su mujer como por su hija.
En los fundamentos de derecho de la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, dada a conocer este viernes, se considera que los hechos probados son constitutivos de un delito de homicidio en grado de tentativa, al apreciar en la conducta del acusado «animus necandi» (intención de matar).
No obstante, la sentencia considera que la calificación adecuada para el delito es la de tentativa inacabada, porque, «aunque el acusado roció de gasolina la cabeza y ropas de la víctima y tenía en la mano las cerillas, ésta salió despavorida huyendo del domicilio para pedir ayuda, por lo que procede la rebaja de la pena en dos grados conforme a los dispuesto en el artículo 62 del Código Penal».
Así, rebajada dos grados la pena -que es de 10 a 15 años- la condena iría de 2,5 a 5 años menos un día, si bien, en aplicación de la agravante de parentesco, el tribunal estima que se debe imponer la cuantía máxima, es decir, 4 años y 11 meses y 29 días de prisión, para lo que se le abonará el tiempo que ha estado privado de libertad desde el 8 de octubre de 2015 hasta el 28 de julio de 2016.
El fallo incluye también la prohibición para el procesado de residir en el mismo lugar de la víctima y aproximarse y comunicar con ella por tiempo de diez años.
Los hechos que han dado lugar a esta sentencia ocurrieron a las 19:00 horas del 6 de octubre de 2015 en el domicilio de la familia en Corral de Almaguer, cuando se desencadenó una discusión porque el hombre llegó del trabajo «y no estaba la comida preparada», según afirmaron durante el juicio tanto el acusado como la mujer.
Entonces el hombre bajó el garaje, cogió una botella de plástico que contenía gasolina, subió con ella y arrojó parte de su contenido sobre su mujer, impregnando el cabello y la camisa, según dijeron los agentes de la Guardia Civil que acudieron tras la llamada de tres personas (también de nacionalidad rumana) que, precisamente, pasaban delante de la casa cuando la mujer salió pidiendo ayuda.
Sin embargo, el acusado y su mujer defendieron en la vista oral que pensaban que la botella contenía vino, no gasolina; que al hombre se le cayó de las manos y salpicó «un poco» el pantalón, y que ella salió a la calle a tomar aire por el olor a gasolina.
La hija, por su parte, aseguró que no vio a su padre con una caja de cerillas -aunque aquel día fue ella la que entregó las cerillas a los agentes- y también que no oyó amenazas de muerte hacia su madre ni vio la botella con gasolina.