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Mundial 2002

Japón logró la primera victoria en una fase final (1-0)

Los nipones hicieron valer su condición de equipo local para doblegar al conjunto ruso

1 JAPÓN: Nazaraki, Myojin, Matsuda, Miyamoto, Koji Nakata, Toda, Inamoto, Hidetoshi Nakata, Ono, Suzuki y Yanagisawa
Cambios: Nakayama por Suzuki, Fukunishi por Inamoto y Hattori por Ono.
0 RUSIA: Nigmatulin, Solomatin, Nikiforov, Onopko, Kovtun, Karpin, Smertin (Beschastnyj, m. 58), Izmailov (Jojlov, m. 52), Titov, Semshov y Pimenov
Cambios: Sychev por Pimenov, Jojolov por Izmailov y Beschastnyj por Smertin.
Àrbitro:
Markus Merk (Alemania). Amonestó por Japón a Koji Nakata, Nakayama y Miyamoto y por Rusia a Solomatin, Nikiforov y Pimenov.
Gol: 1-0, minuto 51, Inamoto.

Alfonso Gil YOKOHAMA
La selección de Japón consiguió la primera victoria de su historia en un mundial, al hacer valer su condición de local a base de garra, presión y espíritu de sacrificio ante el equipo de Rusia, más dotado técnicamente, pero que no pudo maniobrar ante la consistencia rival.

Fue un partido nivelado en líneas generales y especialmente interesante tras el descanso, ya que los rusos buscaron la igualada con ahínco ante un rival crecido por el apoyo de su público, que pudo haber conseguido el 2-0 al contragolpe y, sobre todo, que fue capaz de impedir que el rival dispusiera de claras ocasiones de gol.

Fueron 45 minutos trabados, jugados a gran velocidad y que en el capítulo de oportunidades ante la meta rival apenas dejan un remate de Hidetoshi Nakata, que salió alto a los 27 minutos. Sin embargo, la jugada clave de la primera parte llegó poco antes del descanso, a los 41 minutos, cuando una penetración por la banda derecha del equipo ruso se resolvió con un «pase de la muerte». Cuando Semshov iba a rematar fue claramente derribado por Toda. El árbitro no vio el penalti.

La segunda parte empezó con un ritmo trepidante. No sólo por el gol de Inamoto a los cinco minutos, sino por la clara apuesta ofensiva de los rusos, que se produjo nada más encajar el gol. La entrada de Sychev en el descanso y, sobre todo, la de Jojlov y Beschastnyj poco después, animaron a los rusos de cara a puerta.

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