Carlos de Torres MÀLAGA
El italiano Mario Cipollini, del Acqua e Sapone, volvió a demostrar
en Málaga que es el más veloz del mundo y se apuntó con autoridad
la tercera victoria en la Vuelta, cuya etapa se disputó bajo un
intenso calor y sin cambios en la general, donde sigue mandando el
español del Kelme Oscar Sevilla.
Cipollini salió con fuerza de las etapas de montaña y en su terreno no admitió cambios en el pronóstico. Con la maquinaria de su equipo en pleno funcionamiento volvió a arruinar las ilusiones de Freire, Zabel y compañía, condenados a intentarlo otro día o tal vez cuando el toscano se marche a Italia, fecha no demasiado lejana.
«El 13 me da suerte. Es el número del día de hoy y mi dorsal. Además es viernes, día de discoteca y de fiesta», dijo Cipollini en plan desenfadado después de cubrir los 196'8 kms entre Jaén y Málaga correspondientes a la séptima etapa en 4h.33.47, a una media de 43'129 kms/hora.
La segunda plaza fue para Zabel, cuyo equipo, el Telekom, también puso todo el empeño del mundo por llevarle a lo más alto del podio, y la tercera de otro alemán, Sven Teutenberg, del Phonak. Freire, noveno, sigue soñando con alguien que le prepare las llegadas como a Cipollini.
Jornada tranquila para el líder Oscar Sevilla y el equipo Kelme, con las diferencias intactas en la general y en espera de días de más compromiso, como la siguiente etapa de media montaña con final en Ubrique. Los aventureros pusieron la épica y los equipos de los velocistas dictaminaron el destino de la etapa.
Hacia el kilómetro 25 se formó la escapada que centró la atención de la etapa hasta la esperada reacción del pelotón, donde las victorias no se rifan. Germán Nieto, del Relax Fuenlabrada, fijo en las aventuras, se llevó consigo al neoprofesional del Domo Van Goolen, al italiano Mariano Piccoli y al francés Nicolas Portal. El cuarteto vivió de la ilusión hasta que los equipos de los esprinters tocaron la alarma.