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Baloncesto

Tito Sobrín: «El arbitraje no nos ha dejado jugar»

El Celta venció a dos segundos del final, por 65-64 , en un partido marcado por la actuación arbitral

El PDV cierra el año con buenas perspectivas para cumplir el objetivo de la permanencia.

CELTA BANCO SIMEÓN6 5
PUIG D'EN VALLS6 4

CELTA BANCO SIMEÓN: Cantero (9), Jordana (25), Villar (4), De Oliveira (2), Kireta (13) -cinco inicial-. También jugaron Lima (6), Revuelto (6).

PUIG D'EN VALLS: Saregkou (30), Morales (8), Crawford (4), Alonso (15), Agbatán (2)- cinco inicial -. También jugaron Jiménez (5), Zrnic, Boleda.

PARCIALES: 17-15 (1er.); 19-18 (2do.); 14-9 (3er.); 15-22 (4to.).

ÀRBITROS: Estévez Camiña y Sacristán (Colegio gallego y vasco). Exclusiones a Jiménez.

PABELLÓN: As Travesas. 200 espectadores.

Alberto Ovenza|VIGO

El Puig d'en Valls sumó su segunda derrota consecutiva a domicilio pese a que ya había conquistado la clasificación para la Copa de la Reina el miércoles, por las derrotas de sus más directos rivales. Sin embargo, el conjunto ibicenco dejó escapar una gran oportunidad en un partido de numerosos desprópositos por ambos equipos, un arbitraje muy contestado por Sobrín, técnico visitante, y que se resolvió en los dos últimos segundos.

Tal como se esperaba, el Puig d'en Valls batalló desde el primer minuto. Sus armas: una presión asfixiante sobre el perímetro desde el minuto 1, para agotar a Noemí Jordana, cerebro vigués y una de las principales armas del Celta. Aún así, el parcial del primer período, donde hubo ventajas mínimas para las visitantes, se zanjó a favor local. El Celta perdió numerosos balones por el trabajo defensivo de las de Sobrín, que por el contrario se dejaban bastantes puntos en la batalla bajo tableros.

Desde luego que no fueron veinte minutos buenos (más imprecisiones que excelencia) pero sí muy intensos. El desgaste físico de este partido fue superior al de otras jornadas. Las pitiusas aprovechaban cada balón robado como si fuera oro para recortar diferencias y alcanzar el ecuador del encuentro con un marcador más que ajustado. Mientras Saregkou arrimaba el hombro en el PDV, Jordana era la que tiraba del carro en el equipo local para llegarse al descanso con ese 36-33 que nada resolvía.

El segundo tiempo parecía dejar el camino expedito para los intereses del Celta, que además de estar muy pendiente de la permanencia también ve con el rabillo del ojo meterse como octavo en la Copa. Tal y como estaba el encuentro, con acciones fallidas por ambas partes (los árbitros se hartaron a pitar pasos y los balones perdidos superaron la veintena), siete-ocho puntos (50-42) sonaba a margen más que suficiente.

Sin embargo, llegó la reacción balear. Saregkou, poco lucida en el segundo y tercer cuarto, asumía responsabilidades de nuevo y colocaba a su equipo a un punto (54-53). Con seis minutos por delante, al Celta se le cruzaron los cables en ataque y el PDV lo aprovechó bien (la griega cargó de faltas a las pivots celestes), bien con un casi decisivo triple de María José Alonso, que culminaba la remontada (56-60 a 2:05 para el final). El quinteto forastero no terminaba de rematar, mientras que el Celta, cuando más KO estaba, logró un triple providencial (63-64 a 31 segundos del final) por obra de Jordana. Dos fallos flagrantes de Agbatán y Zrnic en el rebote ofensivo dieron al Celta nueve valiosos segundos que en un ataque bien preparado Kireta aprovechó para lograr la victoria.

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