Con algún que otro arañazo en la cara y víctima de un calendario depredador, el Mallorca se reencontrará esta noche en A Coruña con el torneo que mayores satisfacciones le está proporcionando. Asume la escuadra balear el último tramo del camino que debe conducirle hasta su tercera final de Copa entre excitado y responsabilizado. No hace más de siete días, la escuadra de Manzano destapó su mejor repertorio y decapitó al Real Madrid, aunque poco después recibió otra noticia de impacto: el Deportivo le esperaba en semifinales. Forzado a ver de lejos a Atlético Osasuna y Recreativo de Huelva, la plantilla del Mallorca se ha apresurado a reivindicar credibilidad en las horas previas a la primera de las dos partes de la eliminatoria. Hace unos pocos meses, Riazor dio cobijo a uno de los mejores partidos que ha facturado la Liga hasta el momento. Sus protagonistas fueron los mismos que los que ha emparejado el bombo, aunque eso tampoco deja de ser una referencia -el partido acabó en empate (1-1) y Javier Olaizola y David Cortés cayeron lesionados de gravedad- poco esclarecedora.
Deportivo y Mallorca han alcanzado las semifinales de Copa ofreciendo argumentos diametralmente opuestos. Si el equipo de Manzano aleccionó a un rival temible, el equipo de Javier Irureta vivió un calvario en La Condomina. El Murcia, un equipo de Segunda División, le puso en un serio aprieto y a punto estuvo de dejar en la cuneta al vigente campeón, aunque el valor superior de los goles fuera de casa acabó inclinando la balanza.
Irureta armó en Murcia a un equipo repleto de linajes poco habituales, y esta noche puede hacer algo similar aunque sin tantas sorpresas. Vivo en las tres competiciones en las que se haya inmerso, el técnico gallego quiere reducir al máximo el margen de error. Irureta tiene claro que el Mallorca puede tener la última palabra (la vuelta se disputará en marzo en Son Moix), aunque quiere empezar a inclinar la balanza.
Gregorio Manzano, que no ha dudado en entregar el cartel de favorito al Deportivo, vive desde hace tiempo en un escenario muy distinto al de su colega. Con una plantilla mucho más corta, el jienense lleva tiempo con un ojo pendiente de lo que ocurre sobre el campo y otro en la enfermería. Ante un problema excepcional y selectivo -las lesiones no dejan de atropellar a sus centrales-, Manzano no deja de cruzar los dedos para poder armar a un equipo natural.
No se trata de elegir a los mejores, sino de disponer de dos centrales. Si el eje no deja de ser una inagotable fuente de sorpresas, el Mallorca recupera para la Copa a uno de sus principales argumentos ofensivos. Pandiani podrá estar de nuevo junto a Etoo e Ibagaza en un duelo que al delantero estimula de una forma especial.
Fernando Niño y Harold Lozano, que arrastran problemas físicos desde el pasado domingo, se desplazaron ayer con el equipo a A Coruña, aunque su participación en el partido está repleta de interrogantes. Leo Franco también acusa molestias musculares, aunque es poco probable que no forme bajo los palos. El guardameta argentino acumula varias semanas con dolor en el muslo derecho. De hecho, en Valencia el problema se agudizó y no pudo sacar de puerta.