Lorenzo Martínez|ROMA
28 ha durado la etapa interista del técnico
argentino Héctor Raúl Cúper, ex entrenador del Real Mallorca,
destituido ayer por el Inter de Milán, durante la cual ha estado
casi siempre «bajo sospecha», discutido y salvado por el
presidente, Massimo Moratti.
Lo curioso del destino de Cúper es que su destitución ha sido anunciada en el día que se ha celebrado en la Ciudad del Vaticano la beatificación de la Madre Teresa de Calcuta, por la que el técnico argentino siempre ha dicho sentir «una gran admiración». El periplo interista ha aumentado la fama de «perdedor» con la que Cúper llegó de España, donde sumó tres derrotas en finales europeas (una de Recopa con el Real Mallorca y dos de la Liga de Campeones con el Valencia) y, sobre todo, le ha dejado marcado como el teórico «culpable» de la marcha del brasileño Ronaldo.
Ronaldo, actualmente en el Real Madrid, continuamente señala a Cúper como el culpable de su marcha del Inter, como el gran responsable de los males que sufre el equipo interista en las últimas temporadas.
Sin embargo, Ronaldo olvida que el Inter lleva sin conquistar el «scudetto» desde la campaña 1988-89, que su último título conquistado data de la Copa de la UEFA 1997/98, y que Cúper sólo es responsable de lo acontecido en los últimos 28 meses.
En este periodo Cúper, el Inter ha acabado la liga en la tercera plaza (perdiendo el título 2001/02 con la derrota en la última jornada) y segundo (2002-03), siendo semifinalista de la Liga de Campeones 2002/03 cayendo con el Milán merced al valor doble de los goles anotados en campo contrario en caso de empate.
Por mor del destino, también es curioso que la decisión de la destitución de Cúper, adoptada tras el empate en Brescia (2-2), ha llegado en el mismo día (sábado), con apenas una hora de diferencia, en que el Real Madrid ganó en liga en terreno del Real Celta de Vigo (0-2) justo con el primer gol a cargo de Ronaldo. ¿Una maldición del brasileño? Pero, además, ante un Brescia de los ex Roberto Baggio (autor del primer tanto merced a un garrafal error del meta Toldo) y Luigi di Biagio (dio el pase del 2-0).
Con Di Biagio ha existido en los días previos al partido de ayer una cierta polémica, pues el jugador, que dejó el Inter el pasado verano, acusó a Cúper de no haber dicho que no contaba con él antes, a lo que el técnico reconoció que pudo haber existido una cierta falta de comunicación previa. Pero, sobre todo, a Cúper le pesa, y mucho, la fecha del 5 de mayo 2002. Ese día, en su primera temporada como interista, el Inter cayó en terreno del Lazio, por 4-2, en la última jornada liguera, y perdió un «scudetto» que ya acariciaba el equipo.
Ese día, Ronaldo lloró en el banquillo tras ser retirado durante la segunda mitad y ver cómo su equipo perdía el título liguero (el brasileño entonces no había logrado ninguno en su carrera), y empezó a jurar que si Cúper no abandonaba el Inter sería él quien se iría. Así aconteció meses después, tras el exitoso mundial de Ronaldo, tras un duro tira y afloja con el Inter que ante la postura del jugador frenaba el pase al Real Madrid.
Ronaldo era el «ojito derecho» de Moratti, persona educada, amable y respetuosa. Pero el presidente, tal vez por aquello de ser acusado de cambiar fácilmente de técnicos, decidió confirmar a Cúper y traspasar al brasileño. La sombra de Ronaldo empezaba a ser muy larga para Cúper, el cual a partir de ahí, junto con los ataques del brasileño, era ampliamente cuestionado cada vez que el equipo perdía.
Son innumerables las veces que Moratti saltó a la palestra para confirmar al técnico, al que este verano por fin dio los jugadores que le había pedido. La última hace apenas dos semanas, tras una nueva derrota en el «derbi milanés». Eso sí, es el técnico que más tiempo ha estado con Moratti.
Pero anoche se acabó la paciencia de Massimo Moratti, el esperar que se hicieran realidad los augurios de los interistas de viejo cuño, que vieron la llegada de Cúper como una señal del destino: llegaba al igual que el «mago» Helenio Herrera (Barcelona) desde el fútbol español, lo hacía con un Moratti en la presidencia y propiedad del Inter de Milán (Angelo, antes; y su hijo Massimo, ahora) y tras ver como el banquillo interista había sufrido un elevado número de cambios en un periodo, más o menos, breve. Cúper ya no es entrenador del Inter de Milán. Ha dejado un club al que llegó con esperanzas e ilusión y al que ha dedicado (es algo que no se le puede discutir) gran trabajo y pasión. No le salvó ni la recuperación de Alvaro Recoba, el actual «ojito derecho» de Moratti y que disputó un mal partido.