Jorge Muñoa|SEVILLA
Sevilla ha tenido que aguardar diez años para volver a organizar la
fase final de la Copa del Rey, pero la espera ha merecido la pena
porque, al cabo de una década, ha conseguido una edición que parece
obra del diseño informático, dotada con todo lo necesario para
alcanzar la perfección absoluta. La Copa se supera a si misma -y ya
es difícil- una temporada tras otra. En esta ocasión no podía ser
menos. Una conjunción de factores coyunturales ha inscrito el
certamen sevillano dentro de los parámetros que conforman el
arquetipo del torneo ideal, hecho a la medida, adornado con los
requisitos oportunos para convertirse en el espectáculo total.
El Tau Vitoria y el Barcelona, que debían partir como grandes favoritos, despiertan dudas. Los vitorianos mantienen el liderato liguero que forjaron a partir de una racha ininterrumpida de triunfos durante las primeras catorce jornadas. Sin embargo, su rival en cuartos, el Estudiantes, logró vencerle a domicilio por primera vez en la temporada en la vigésima primera jornada. En el siguiente compromiso ante los suyos el Tau también sucumbió con el Real Madrid como ejecutor.
Es decir, que el equipo del serbio Dusko Ivanovic ha perdido la aureola de invencible que había levantado a su alrededor. Otro tanto de lo mismo le sucede al Barcelona. A pesar de acudir a orillas de Guadalquivir como defensor del título y de figurar como tricampeón de la pasada temporada, el conjunto del también serbio Svetislav Pesic ya se ha mostrado vulnerable.
De hecho, aunque en el único enfrentamiento de esta campaña contra el Real Madrid, su oponente en cuartos, logró imponerse por 81-88 sin el concurso de Dejan Bodiroga, el MVP de la pasada edición copera, vuelve a encontrarse con los blancos sin que nadie se atreva a apostar firmemente por su victoria.
El Estudiantes desafía al Tau porque le ha ganado en el Buesa Arena y en la Liga sigue una serie que le ha situado en cuarta posición. La solidez del baloncesto que desarrolla y el hecho de haber tenido al propio Barcelona 33 puntos por debajo una semana después de desbancar al Tau en Vitoria también le meten en la quiniela del título.
El caso del Real Madrid sigue una tendencia similar. El Barcelona acumula seis títulos de Copa en la etapa ACB y diecinueve en total. Los madridistas conservan el liderazgo en campeonatos coperos -veintidós-, pero con la Asociación de Clubes ha conquistado dos menos que su gran rival.
Las tres veces que ambos conjuntos se han encontrado en las eliminatorias de (León'97, Vitoria 2000 y Valencia 2003) el triunfo correspondió a los chicos del Palau. En 2001, con el italiano Sergio Scariolo y el inagotable Aíto García Reneses en los banquillos, Pau Gasol y Roberto Dueñas subrayaron el dominio azulgrana ante los blancos en la Copa con una exhibición en la final.