José Antonio Pascual|MADRID
El clásico Real Madrid-Barcelona del domingo en el Santiago
Bernabéu ofrecerá, entre otros muchos centros de atención, el
enfrentamiento entre los brasileños Ronaldo y Ronaldinho Gaucho, el
duelo entre la pegada en arranques de avalancha del blanco y entre
la imaginación y la habilidad del azulgrana. Una rotura en el
bíceps femoral en la pierna derecha impidió a Ronaldo d'Assís
Moreira, Ronaldinho, estar en el partido de la primera vuelta, y la
misma lesión, pero en la izquierda, ha estado a punto de provocar
la baja de Ronaldo Luis Nazario de Lima en la vuelta. Al final todo
hace indicar, si no surge ningún contratiempo, que Ronaldo y
Ronaldinho podrán volver a verse las caras, pero no con la misma
camiseta de la selección brasileña con la que ambos conquistaron el
Mundial 2002, sino cada uno con la suya, con la blanca del Real y
la azulgrana del Barça, y con tres puntos vitales en juego.
Ronaldo fue ecrack mediático fichado por Florentino Pérez hace dos veranos y Ronaldinho el contratado por Joan Laporta el pasado. Ambos transmiten felicidad, con la sonrisa siempre reluciente en sus rostros. Disfrutan y hacen disfrutar, aunque cada uno a su estilo. Uno con la cabeza rapada y otro con una larga cabellera, uno con un juego directo y el otro con la genialidad de su depurada técnica. Ronaldo, ya con menos recorrido que en su etapa de barcelonista por las lesiones de rodilla, es el ataque en avalancha, casi imparable cuando, con el esférico en sus pies, encara la defensa y la portería rival. Ronaldinho goza de más campo de acción y se desenvuelve con el balón pegado en plena filigrana.
El madridista es un auténtico matador, un goleador nato que parece que no está, pero cuando aparece es como si atacase una estampida. El barcelonista tiene más presencia, y lo hace como un artista del balón, capaz para hacer cosas increíbles al que no se le olvida el gol, aunque de manera reiterada haya dicho que no sea lo suyo. Muchos opinan que a no mucho tardar, si no lo es ya, Ronaldinho Gaucho será el mejor jugador del mundo en toda la extensión de la palabra. Otros ex futbolistas que entraron con letras de oro en el Olimpo del balompié, como Johan Cruyff y Diego Armando Maradona llegaron al Bernabéu y pusieron en pie etemplo madridista, cuya afición no dudó en rendirse a sus encantos. Lo ha hecho a los de Ronaldo y Ronaldinho llega en disposición y predisposición de hacer lo propio. Nada más llegar indicó que quería seguir la estela de éxitos como azulgrana de compatriotas como efenómeno, Romario y Rivaldo, y este sábado le ofrece esta magnífica oportunidad.