Miguel Luengo|PARÍS
El argentino Gastón Gaudio no se lo creía. Dijo, «no gané yo, no,
fue imposible», pero ayer se coronó campeón de su primer Grand Slam
en Roland Garros, tras superar dos bolas de partido y vencer al
gran favorito, su compatriota Guillermo Coria, que estuvo mermado
por unos calambres en los gemelos. Veintisiete años después de que
Guillermo Vilas se coronase campeón como único argentino en París
hasta ayer, Gaudio desafió el destino al que parecía condenado,
sobre todo cuando perdió los dos primeros sets de una forma
desastrosa, para ganar por 0-6, 3-6, 6-4, 6-1 y 8-6 en tres horas y
31 minutos en la primera final del Grand Slam totalmente argentina.
Su madre, la española Marisa, que lo pronosticó hace dos años,
acertó. «El Gato» se convertía así en el tercer jugador en la
historia del torneo que ganaba el título sin ser cabeza de serie
(Mats Wilander en 1982 y Vilas en 1977) y el último que lo lograba
después de perder las dos primeras mangas, como lo hizo en su día
Andre Agassi en 1999, contra Andrei Medvedev (1-6, 2-6, 6-4, 6-3 y
6-4 en dos horas y 55 minutos). Fue un partido extraño y que al
principio parecía que se convertiría en el de menos juegos en la
historia del torneo, batiendo el que Vilas ganó en 1977, porque
Coria, que entró en la pista enfundado con el chándal de la
selección argentina, se aprovechó de una debilidad mental de Gaudio
y un agarrotamiento del bonaerense que le llevó a ganar los dos
primeros sets sin despeinarse.
Todo parecía ir lanzado para el de Rufino, el rey de la tierra esta temporada con 22-1, mientras que Gaudio se hundía sin remisión con sus fallos, y necesitaba 36 minutos para ganar su primer juego (6-0 y 2-0), y 57 para quebrar por primera vez el servicio del Mago (3-5). A la hora justa, Coria ya tenía esas dos primeras mangas en su bolsillo y cinco años después de ganar el título júnior (venció a su compatriota David Nalbandian en la final) saboreaba la victoria. Pero durante el tercer set, Coria comenzó a sentir calambres en las piernas y Gaudio, sin jugar un gran tenis, se hizo con el parcial. Empezaba a levantar los brazos y a sonreír, mientras que el discípulo de Fabián Blengino sufría y ya en el cuarto, tras solicitar médico en la pista, dirigía unas palabras simbólicas a su banquillo: «No puedo, no puedo más».
Coria, que ya se retiró en la final de Miami este año contra Andy Roddick, debido a un cólico renal, intentó continuar y esperar el efecto de la pastilla que recibió. Y en el quinto set tuvo su oportunidad. Fue un parcial complicado, con nueve rupturas, y en el que Coria utilizó su gran visión del juego para sacarlo adelante como pudo. Sirvió para ganarlo con 5-4 y lo desperdició, y ya de forma agónica, con fallos y nuevos problemas en los gemelos, Guillermo dispuso de dos bolas de partido. En la primera, un revés se le fue fuera, y la segunda, de derecha, siguió el mismo camino. Gaudio no podía desperdiciar más oportunidades y tras quebrar (6-6) sólo cedió dos puntos en los dos siguientes. Su revés, sutil y espléndido, que le había fallado durante el partido, sirvió para cerrarlo de forma categórica.